[Esp] La reciente inauguración de una gran infraestructura de comunicaciones en la Huerta Este de Murcia genera interrogantes sobre las formas de habitar este singular espacio. Destinada a servir de vía de comunicación a los ciuda- danos y las materias, esta infraestructura planteaba por un lado formas de convivencia más simples y fugaces entre sus usuarios, a la vez que supone una fragmentación del paisaje realmente habitado por el que atraviesa. Las singulares características de este paisaje de la Huerta de Murcia, en el que los modos de convivencia y las maneras de habitar son diferentes a las de los entornos urbanos, provoca una débil consideración de los entramados de relaciones entre los habitantes y entre éstos y el paisaje. En los años sesenta, la relación entre la realidad física de un territorio y las relaciones sociales que en él se producían fue explorada por una corriente en la que destaca Henri Lefebvre (1969). Este realizaba una interpretación del entorno urbano como el producto de una sociedad que habita un determina- do lugar, teniendo en cuenta las relaciones entre la forma y la estructura y el comportamiento social. Si bien sus reflexiones se basaban en las transforma- ciones producidas en la ciudad burguesa desde la revolución industrial, los planteamientos son de interés para el desarrollo de este trabajo. Aproximándose desde la filosofía, exponía la relación indisoluble entre la forma y el contenido. Entendía la forma urbana como la simultaneidad de acontecimientos, de percepciones y de elementos de un conjunto en lo real. El espacio físico y el espacio social no tienen por qué tener una superpo- sición estricta: un espacio físico puede ser un lugar o varios simultánea o sucesivamente. La realización de actividades conforma la denominada prác- tica social, creadora del espacio social. Estas actividades se convierten en el contenido de la forma urbana: “trabajo, no-trabajo, consumo, frecuentación, trayectos, relaciones sociales, ritos, representaciones que se inscriben e in- fluyen en la vida cotidiana” (Panerai et al., 1983). Estos contenidos, ya defi- nidos como indisolubles de la forma, se manifiestan solamente a través de la práctica del espacio. En este caso se plantea el paisaje de la Huerta de Murcia como la forma o espacio físico, mientras que todos los contenidos de la práctica social la convierten en un paisaje habitado. La relación por la que un espacio está condicionado por el otro es en este paisaje especialmente visible por el alto. dinamismo de sus transformaciones (cambios de cultivos, de parcelas, de riegos, de lugares donde habitar...). Sin embargo, como se indica anteriormente, la singularidad de este paisaje hace que la práctica social del espacio físico sea bastante desconocida, bo- rrando gran parte de la identidad y el significado de este paisaje. Es en este aspecto en el que este trabajo pretende obtener información. Para ello, se pretende explorar la práctica social empíricamente a través de las opiniones de sus habitantes, analizando cómo habitaban este paisaje a lo largo del tiempo distintas generaciones en sus distintas etapas de vida. Además, se pretende también analizar la alteración del espacio físico a tra- vés de información cartográfica histórica y su relación con los cambios en la práctica social. Por último, aunque Lefebvre indicaba que hay ciertas necesidades sociales que no pueden ser satisfechas por la labor habitual del urbanista: la necesi- dad creadora, de información, de simbolismo, de imaginación, de activida- des lúdicas... se pretende explorar las posibilidades de integración de estos valores sociales del paisaje en la planificación urbanística. [Eng] The recent inauguration of a major communications infrastructure in Mur- cia's Huerta Este raises questions about the ways of inhabiting this uni- que space. Intended to serve as a means of communication for citizens and materials, this infrastructure proposed, on the one hand, simpler and more fleeting forms of coexistence between its users, while at the same time fragmenting the truly inhabited landscape through which it passes. The unique characteristics of this landscape of the Huerta de Murcia, where the ways of coexistence and ways of living are different from those of urban environments, lead to a weak consideration of the relationships between the inhabitants and between them and the landscape. In the 1960s, the relationship between the physical reality of a territory and the social relations produced in it was explored by a current in which Henri Lefeb- vre (1969) stands out. He interpreted the urban environment as the product of a society inhabiting a given place, taking into account the relations between form and structure and social behaviour. Although his reflections were ba- sed on the transformations produced in the bourgeois city since the industrial revolution, the approaches are of interest for the development of this work. Taking a philosophical approach, he explained the indissoluble relationship between form and content. He understood urban form as the simultaneity of events, perceptions and elements of a whole in the real. Physical space and social space do not necessarily have to be strictly superimposed: a physical space can be one place or several simultaneously or successively. The per- formance of activities forms the so-called social practice, which creates the social space. These activities become the content of the urban form: "work, non-work, consumption, frequentation, journeys, social relations, rituals, re- presentations that are inscribed and influence everyday life" (Panerai et al., 1983). These contents, already defined as indissoluble from the form, are ma- nifested only through the practice of space. In this case, the landscape of the Huerta de Murcia is considered as the physi- cal form or space, while all the contents of social practice make it an inhabited landscape. The relationship by which one space is conditioned by the other is especially visible in this landscape due to the high dynamism of its transfor- mations (changes in crops, plots, irrigation, places to live... However, as indicated above, the uniqueness of this landscape means that the social practice of the physical space is largely unknown, erasing much of the identity and meaning of this landscape. It is in this aspect that this work aims to obtain information. To this end, the aim is to explore the social practice empirically through the opinions of its inhabitants, analysing how different generations inhabited this landscape over time at different stages of their lives. In addition, it also aims to analyse the alteration of the physical space throu- gh historical cartographic information and its relationship with changes in social practice. Finally, although Lefebvre indicated that there are certain social needs that cannot be satisfied by the usual work of the town planner: the need for crea- tivity, information, symbolism, imagination, leisure activities... the aim is to explore the possibilities of integrating these social values of the landscape into town planning Escuela de Arquitectura e Ingeniería de Edificación Universidad Politécnica de Cartagena