Desde la domesticación del perro, este nos ha acompañado a lo largo de la vida en múltiples cometidos como los más básicos y fundamentales: la caza, la protección y a partir del Neolítico el pastoreo. Aunque su origen fuera salvaje, acabó formando parte de la vida humana, vinculándose profundamente a las personas, llegando a ser una pieza fundamental en el engranaje no solo de las familias, sino de las sociedades en general. Además del valor que suponía este animal por el desempeño de diversas labores, una particularidad que también nos encontramos en su historia es su sacrificio. Estos se solían realizar debido a una serie de cuestiones, como en momentos de crisis, para paliar las hambrunas en el caso de que fueran consumidos u ofrecidos a los fallecidos. La cuestión es que hay muchos enterramientos de cánidos en diferentes contextos repartidos por todo el Mediterráneo y estos suelen responder a varios tipos de sacrificios rituales que se practicaban con ellos. De igual modo, nos encontramos con sepulturas donde los cánidos no han sido sacrificados, sino que son consecuencias de una muerte natural ritualizada. En el ámbito puramente cultural, vemos que todas las poblaciones en sus mitologías y religiones el perro ha cumplido siempre un papel más o menos importante, según la etapa. Una de las manifestaciones antiguas más relevantes la encontramos en Mesopotamia con la vinculación a la diosa Gula (de la sanación) y, por ende, la transferencia de este poder de curación al animal. Aunque no solo alcanza este poder, también tiene un profunda relación con el inframundo, los dioses ctónicos a los que por el área mediterránea se le ha ofrecido en múltiples ocasiones. Muestra de este valor la hallamos en la cultura popular recogida por los autores clásicos, junto con diferentes tipos de tratados y buen cuidado del can para obtener de él los mejores resultados. Dentro de los legajos se aprecia la curiosidad y ganas que el ser humano ha tenido por obtener siempre una mejor versión del perro, ya sea para la caza, protección, pastoreo o compañía. Todo ello ha quedado plasmado en el colectivo común de los pueblos y en su representación iconográfica tan rica y explícita mostrando sus cualidades. La etapa histórica seleccionada ss. VI-III a.C., donde situación que vive el Mediterráneo de tensión, conflictos y movimientos, generó una importante diversidad (y aculturación) entre las gentes. Este suceso nos sirve también como patrón a modo de cambio entre las poblaciones occidentales debido a la influencia que reciben a raíz de la llegada de los distintos pueblos orientales. Las posibles transformaciones se manifestarían de igual modo en el aspecto cultual de la zona, reflejándose en los tipos de sacrificios rituales que realizaran y la connotación que estos tuvieran. En este trabajo hacemos un compendio de los yacimientos más relevantes de ambas orillas del Mediterráneo donde la presencia del can advierte un importante uso ritual según las necesidades de cada pueblo. De todos ellos hacemos una comparativa y observamos las posibles relaciones que pudieron tener a medida que la imposición y mezcla cultural iba calando en las gentes. Es por ello que podemos contemplar matices de distintas áreas culturales en dichos sacrificios rituales, siendo los más relevantes los destinados a la protección, los propiciatorios (en momentos de crisis, sobre todo), los de purificación o sanación, junto a los apotropaicos y psicopompos. Aparte, en esta comparativa apreciamos el fuerte carácter simbólico que alcanza el perro en todas las sociedades, adquiriendo a la par una ambivalencia en relación con su ser, puesto que pude ser del mismo modo adorado como repudiado. Connotación que sigue manteniendo en la actualidad. Por lo tanto, no hubo un inicio concreto a la hora de realizar sacrificios rituales con los cánidos. En los datos recopilados vemos como ha existido siempre, solo que hay momentos puntuales donde se produce un incremento de ellos, respuesta a algún agente externo o circunstancia que lleve a una sociedad al límite. Debido a que el can, junto al caballo, han sido para el ser humano uno de los animales más importantes y valiosos, además del marcado carácter símbolo que alcanza.