La violencia de género es un problema emergente de la sociedad actual que, se agudiza y pone en tela de juicio a nuestro país, en virtud de que, no se han dado las respuestas necesarias para darle fin a este flagelo, creando así una atmósfera de impunidad, no denuncia y desconfianza en las instituciones del Estado. Particularmente, el Estado de México, es una de las entidades del país, que presenta en mayor medida, este problema, toda vez que, se le ha declarado por segunda ocasión, la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres; la primera, en julio de 2015, por el alto índice de violencia contra las mujeres y la segunda, en septiembre de 2019, por la alarmante cantidad de mujeres y niñas desaparecidas; en ambos casos, a consecuencia de la impunidad, la violencia institucional, la revictimización, la criminalización y la falta de una política pública adecuada y efectiva para la atención y prevención que conlleva este tipo de violencia. (CONAVIM, 2019). Contexto del cual no se escapa la Universidad Autónoma del Estado de México, quien hoy en día, atraviesa uno de los momentos más difíciles de la historia, por la creciente ola de violencia de género al interior de la institución y las contantes manifestaciones en contra de ésta. Es así que, la violencia de género se ha extendido en todos los niveles y ámbitos, incluso, en las instituciones de educación pública, como es el caso de la Universidad Mexiquense, donde su evidente incremento, ha ocasionado se convierta en un objeto de estudio. Según datos de la Dirección de Responsabilidad Universitaria (2020) de la Universidad Autónoma del Estado de México, la violencia de género es un problema que fue incrementándose sustancialmente en la Universidad, pasando de tres denuncias en 2017, 61 en 2018, 34 en 2019 a 200 aproximadamente, en 2020. Por ello, el objeto de estudio de la presente investigación, fue la violencia de género, delimitándose en la atención de la violencia de género en la Universidad Autónoma 8 del Estado de México a partir del año 2017, partiendo de la idea de que su incremento, se debía a la inadecuada atención que se le daba a ésta. Para una mejor comprensión del objeto de estudio, fue imprescindible partir de conceptos fundamentales como lo es el género, la violencia de género y sus diferentes manifestaciones, la violencia de género contra las mujeres, sus tipos y modalidades, haciendo especial énfasis en el acoso y hostigamiento sexual y la violencia institucional; asimismo, se abordaron conceptos como la perspectiva de género, las masculinidades y su relación con la violencia de género, los micromachismos, la violencia simbólica y la diversidad sexual y discriminación, entre otras definiciones. Posteriormente, en 2019, se realizó un diagnóstico institucional con la finalidad de demostrar que una de las principales razones del aumento de la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México, se debía a la ineficacia e ineficiencia para atenderla, obteniendo como resultado, la comprobación de la hipótesis planteada. Para la realización de dicho diagnóstico, se utilizó una metodología cualitativa con perspectiva de género; como población muestra, participaron poco más de 84 integrantes de la comunidad universitaria, conformada por el alumnado, personal académico, personal administrativo y personal jurídico, y como técnicas, se aplicaron cuestionarios y entrevistas. Entre los principales hallazgos se encontraron, los siguientes: falta de un órgano jurídico especializado en la atención de la violencia de género; desconocimiento en temas de género, perspectiva de género e incluso jurídicos por parte de personal que atiende denuncias al interior de la Universidad; falta de capacitación y profesionalización de servidoras y servidores públicos universitarios; desconocimiento de instrumentos jurídicos en materia de derechos humanos y género, así como la existencia de estigmas, estereotipos y prejuicios en integrantes de la comunidad universitaria, encargados de atender la violencia de género. 9 Lo anterior, trajo como consecuencia, desconfianza en las autoridades universitarias, falta de debida diligencia y revictimización, temor de las víctimas a represalias académicas o administrativas, normalización de la violencia de género, ausencia de castigos, impunidad y comisión de nuevas conductas de esta naturaleza, por no denunciarse o no sancionarse la violencia de género en la Universidad. Vulnerando de esta manera la institución, derechos humanos y fundamentales de las y los universitarios. Estos datos permitieron evidenciar el problema que se vive al interior de la institución y que en gran medida, son producto de los contextos socioculturales y políticos que se viven en los contextos sociales más amplios. Ahora bien, para proponer una solución a este problema en la Universidad, con fundamento el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dispone que todas la autoridades en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, a principios de este año, se elaboró una estrategia de intervención, consistente en la creación de un órgano especializado en la atención de la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México, a cargo de personal profesionalizado en la materia. Lo anterior, con la finalidad de garantizar a sus integrantes el pleno respeto de sus derechos humanos, en el caso específico y de manera conjunta, el derecho a la vida, a la seguridad, a la integridad, a la debida diligencia, a la seguridad jurídica, a un acceso a la justicia, pronta, expedita y de manera efectiva y a vivir una vida libre de violencia y discriminación. En dicha propuesta, se contemplaron los principios bajo los cuales se regiría dicha Unidad, su competencia, estructura, organización y funcionamiento, el perfil de las personas que laborarían en ella, las características físicas de sus áreas y el proceso de atención de la violencia de género, incluyendo los requisitos y formalidades de una denuncia, las medidas de protección a favor de la persona denunciante y las etapas de dicho proceso. También se previó, además de servicios jurídicos, los 10 servicios psicológicos, de trabajo social y médicos, como parte de una atención integral. Finalmente, se plantearon los medios tecnológicos, que se podrían utilizar como herramientas innovadoras para reducir gastos, agilizar trámites, aminorar el tiempo de respuesta y por supuesto, que las y los integrantes de la comunidad universidad que se encuentran estudiando dentro o fuera de la circunscripción territorial del municipio de Toluca, no tuviesen la necesidad de acudir de manera física a un espacio universitario para atender un asunto de violencia de género, que por lo regular, genera un desgaste económico, físico y emocional . Lo anterior, sin pasar por desapercibido que la emergencia sanitaria generalizada por el COVID-19, fue un parteaguas para el uso de la tecnología, al convertirse hoy en día, en la herramienta necesaria para mantener a las diferentes empresas, organizaciones y organismos en funcionamiento. Tendiendo como retos y desafíos, la incorporación de toda una infraestructura tecnológica “segura” que garantice el derecho a la privacidad de datos personales que se ventilen. En conclusión, la propuesta de crear una Dirección Especializada en la Atención de la Violencia de Género en la Universidad, tiene por objetivos: Atender la violencia de género, de manera eficaz y eficiente, a través de un grupo multidisciplinario, profesionalizado en género, violencia de género, perspectiva de género y derechos humanos. Actuar con la debida diligencia para facilitar a quienes hayan sido víctimas de violencia de género, el acceso a la justicia pronta, expedita y de manera efectiva. Recobrar la confianza de las y los universitarios para fomentar la cultura de la denuncia. Contar con perspectiva de género para evitar la revictimización del o la integrante de la comunidad, que haya sido víctima de violencia de género. 11 Ofrecer un ambiente seguro, empático y confiable a las y los integrantes de la comunidad universitaria. Disminuir el tiempo de respuesta de las autoridades para que las víctimas, acceda a la justicia pronta y expedita. Reducir la impunidad en temas de violencia de género para garantizar el pleno respeto a los derechos humanos de la comunidad universitaria. Además, este proyecto, formaría parte de la creación de mecanismos institucionales para dar respuesta adecuada e inmediata a las demandas sociales que aquejan actualmente a su comunidad, como es el caso de la violencia de género en la Universidad; lo cual no solo requiere de voluntad política de sus autoridades para atenderla, sino de acciones específicas como modificar su estructura organizacional que permita corregir las desventajas iniciales a las que se enfrentan las y los universitarios, cuando desafortunadamente experimentan la violencia de género en la institución y acuden a denunciar. Por ello, su especial importancia porque a través de sus órganos especializados, se puede transformar las rutinas y prácticas sociales que obstaculizan el goce efectivo de los derechos humanos de las y los universitarios. La violencia de género es un problema emergente de la sociedad actual que, se agudiza y pone en tela de juicio a nuestro país, en virtud de que, no se han dado las respuestas necesarias para darle fin a este flagelo, creando así una atmósfera de impunidad, no denuncia y desconfianza en las instituciones del Estado. Particularmente, el Estado de México, es una de las entidades del país, que presenta en mayor medida, este problema, toda vez que, se le ha declarado por segunda ocasión, la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres; la primera, en julio de 2015, por el alto índice de violencia contra las mujeres y la segunda, en septiembre de 2019, por la alarmante cantidad de mujeres y niñas desaparecidas; en ambos casos, a consecuencia de la impunidad, la violencia institucional, la revictimización, la criminalización y la falta de una política pública adecuada y efectiva para la atención y prevención que conlleva este tipo de violencia. (CONAVIM, 2019). Contexto del cual no se escapa la Universidad Autónoma del Estado de México, quien hoy en día, atraviesa uno de los momentos más difíciles de la historia, por la creciente ola de violencia de género al interior de la institución y las contantes manifestaciones en contra de ésta. Es así que, la violencia de género se ha extendido en todos los niveles y ámbitos, incluso, en las instituciones de educación pública, como es el caso de la Universidad Mexiquense, donde su evidente incremento, ha ocasionado se convierta en un objeto de estudio. Según datos de la Dirección de Responsabilidad Universitaria (2020) de la Universidad Autónoma del Estado de México, la violencia de género es un problema que fue incrementándose sustancialmente en la Universidad, pasando de tres denuncias en 2017, 61 en 2018, 34 en 2019 a 200 aproximadamente, en 2020. Por ello, el objeto de estudio de la presente investigación, fue la violencia de género, delimitándose en la atención de la violencia de género en la Universidad Autónoma 8 del Estado de México a partir del año 2017, partiendo de la idea de que su incremento, se debía a la inadecuada atención que se le daba a ésta. Para una mejor comprensión del objeto de estudio, fue imprescindible partir de conceptos fundamentales como lo es el género, la violencia de género y sus diferentes manifestaciones, la violencia de género contra las mujeres, sus tipos y modalidades, haciendo especial énfasis en el acoso y hostigamiento sexual y la violencia institucional; asimismo, se abordaron conceptos como la perspectiva de género, las masculinidades y su relación con la violencia de género, los micromachismos, la violencia simbólica y la diversidad sexual y discriminación, entre otras definiciones. Posteriormente, en 2019, se realizó un diagnóstico institucional con la finalidad de demostrar que una de las principales razones del aumento de la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México, se debía a la ineficacia e ineficiencia para atenderla, obteniendo como resultado, la comprobación de la hipótesis planteada. Para la realización de dicho diagnóstico, se utilizó una metodología cualitativa con perspectiva de género; como población muestra, participaron poco más de 84 integrantes de la comunidad universitaria, conformada por el alumnado, personal académico, personal administrativo y personal jurídico, y como técnicas, se aplicaron cuestionarios y entrevistas. Entre los principales hallazgos se encontraron, los siguientes: falta de un órgano jurídico especializado en la atención de la violencia de género; desconocimiento en temas de género, perspectiva de género e incluso jurídicos por parte de personal que atiende denuncias al interior de la Universidad; falta de capacitación y profesionalización de servidoras y servidores públicos universitarios; desconocimiento de instrumentos jurídicos en materia de derechos humanos y género, así como la existencia de estigmas, estereotipos y prejuicios en integrantes de la comunidad universitaria, encargados de atender la violencia de género. 9 Lo anterior, trajo como consecuencia, desconfianza en las autoridades universitarias, falta de debida diligencia y revictimización, temor de las víctimas a represalias académicas o administrativas, normalización de la violencia de género, ausencia de castigos, impunidad y comisión de nuevas conductas de esta naturaleza, por no denunciarse o no sancionarse la violencia de género en la Universidad. Vulnerando de esta manera la institución, derechos humanos y fundamentales de las y los universitarios. Estos datos permitieron evidenciar el problema que se vive al interior de la institución y que en gran medida, son producto de los contextos socioculturales y políticos que se viven en los contextos sociales más amplios. Ahora bien, para proponer una solución a este problema en la Universidad, con fundamento el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dispone que todas la autoridades en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, a principios de este año, se elaboró una estrategia de intervención, consistente en la creación de un órgano especializado en la atención de la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México, a cargo de personal profesionalizado en la materia. Lo anterior, con la finalidad de garantizar a sus integrantes el pleno respeto de sus derechos humanos, en el caso específico y de manera conjunta, el derecho a la vida, a la seguridad, a la integridad, a la debida diligencia, a la seguridad jurídica, a un acceso a la justicia, pronta, expedita y de manera efectiva y a vivir una vida libre de violencia y discriminación. En dicha propuesta, se contemplaron los principios bajo los cuales se regiría dicha Unidad, su competencia, estructura, organización y funcionamiento, el perfil de las personas que laborarían en ella, las características físicas de sus áreas y el proceso de atención de la violencia de género, incluyendo los requisitos y formalidades de una denuncia, las medidas de protección a favor de la persona denunciante y las etapas de dicho proceso. También se previó, además de servicios jurídicos, los 10 servicios psicológicos, de trabajo social y médicos, como parte de una atención integral. Finalmente, se plantearon los medios tecnológicos, que se podrían utilizar como herramientas innovadoras para reducir gastos, agilizar trámites, aminorar el tiempo de respuesta y por supuesto, que las y los integrantes de la comunidad universidad que se encuentran estudiando dentro o fuera de la circunscripción territorial del municipio de Toluca, no tuviesen la necesidad de acudir de manera física a un espacio universitario para atender un asunto de violencia de género, que por lo regular, genera un desgaste económico, físico y emocional . Lo anterior, sin pasar por desapercibido que la emergencia sanitaria generalizada por el COVID-19, fue un parteaguas para el uso de la tecnología, al convertirse hoy en día, en la herramienta necesaria para mantener a las diferentes empresas, organizaciones y organismos en funcionamiento. Tendiendo como retos y desafíos, la incorporación de toda una infraestructura tecnológica “segura” que garantice el derecho a la privacidad de datos personales que se ventilen. En conclusión, la propuesta de crear una Dirección Especializada en la Atención de la Violencia de Género en la Universidad, tiene por objetivos: Atender la violencia de género, de manera eficaz y eficiente, a través de un grupo multidisciplinario, profesionalizado en género, violencia de género, perspectiva de género y derechos humanos. Actuar con la debida diligencia para facilitar a quienes hayan sido víctimas de violencia de género, el acceso a la justicia pronta, expedita y de manera efectiva. Recobrar la confianza de las y los universitarios para fomentar la cultura de la denuncia. Contar con perspectiva de género para evitar la revictimización del o la integrante de la comunidad, que haya sido víctima de violencia de género. 11 Ofrecer un ambiente seguro, empático y confiable a las y los integrantes de la comunidad universitaria. Disminuir el tiempo de respuesta de las autoridades para que las víctimas, acceda a la justicia pronta y expedita. Reducir la impunidad en temas de violencia de género para garantizar el pleno respeto a los derechos humanos de la comunidad universitaria. Además, este proyecto, formaría parte de la creación de mecanismos institucionales para dar respuesta adecuada e inmediata a las demandas sociales que aquejan actualmente a su comunidad, como es el caso de la violencia de género en la Universidad; lo cual no solo requiere de voluntad política de sus autoridades para atenderla, sino de acciones específicas como modificar su estructura organizacional que permita corregir las desventajas iniciales a las que se enfrentan las y los universitarios, cuando desafortunadamente experimentan la violencia de género en la institución y acuden a denunciar. Por ello, su especial importancia porque a través de sus órganos especializados, se puede transformar las rutinas y prácticas sociales que obstaculizan el goce efectivo de los derechos humanos de las y los universitarios.