Los gnósticos del S. II proponían una concepción diferenciada de "hombre" haciéndola depender de la sustancia que en cada caso lo constituía. Bajo esta distinción de naturalezas subyacía una cosmología sustentada en un mito colosal. La diversidad de sustancias determinaba una variedad de especies de hombres cuya dignidad variaba desde lo más sublime a lo más bajo, desde los "elegidos" a los "réprobos", pasando por un nivel intermedio, equidistante de ambos. Dentro de las distintas familias gnósticas, la de los valentinianos se destacó, entre otras cosas, por la meticulosa descripción del mito fundacional de semejante antropología. De esta concepción surgió una antropología fragmentada, que suscitó el problema de la condición histórica de cada uno de los linajes humanos resultantes, así como también la cuestión de la libertad. La coherencia de esta doctrina exigió la creación inevitable de una especie de "ghetto" espiritual en el cual colocaban a una de las especies humanas, al mismo tiempo que confinaban a otra a la marginalidad antropológica, relegando la libertad y conciencia histórica a la especie intermedia de hombres. La reacción de la Iglesia cristiana encontró su adalid en Ireneo de Lyon, quien impugnó esa antropología de exclusión afirmando la unicidad del linaje humano y la condición libre y dramática en la historia de todos los hombres sin excepción.The Gnostics of the II century proposed a differentiated conception of the "man", making it dependent on the substance that in every case was his constituent. Under this distinction of natures underlie a cosmology sustained in a colossal myth. The diversity of substances determined a variety of men's species which dignity changed from the most sublime to the lowest level, from the "chosen ones" to the "reprobates", passing for a intermediate level, equidistant of both. Inside the different gnostic families, that of the valentinians was conspicuous, among other things, for the meticulous description of the foundational myth of such anthropology. From this conception arose a fragmented anthropology, which provoked the problem of the historical condition of each human resultant lineages, as well as the question of freedom. The coherence of this doctrine demanded the inevitable creation of a type of spiritual "ghetto" in which they placed one of the human species while at the same time they confined another to an anthropological marginality, relegating freedom and historical consciousness to the intermediate species of men. The reaction of the Christian Church found a leader in Irineo of Lyon, who refuted that anthropology of exclusion claiming the unicity of the human lineage and the dramatic and free condition of all men without exception in the history.