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La artrodesis del hombro es una opción de salvamento final para las articulaciones dolorosas en las que no pueda llevarse a cabo una cirugía reconstructiva o en las que esta haya fracasado. La fusión del hombro está indicada en las roturas masivas del manguito rotador irreversibles e imposibles de reconstruir, en las denervaciones del músculo deltoides y en las desinserciones del origen de dicho músculo. En raras ocasiones la artrodesis se realiza para estabilizar la articulación glenohumeral tras múltiples intentos fallidos de reconstrucción del hombro. La artrodesis tras artroplastias protésicas fallidas y tras resecciones tumorales supone un reto aún mayor, debido a la pérdida ósea asociada en el lado humeral y/o glenoideo de la articulación. La artrodesis primaria requiere una fijación interna con placa rígida y una fusión tanto extra como intraarticular. Dependiendo de la cantidad de hueso que exista y de la calidad del mismo, puede hacer falta utilizar una ortesis durante 8-10 semanas, un injerto óseo autólogo o un aloinjerto, o un injerto de peroné vascularizado para reconstruir las deficiencias óseas. Además, se necesita una inmovilización prolongada mediante espica de yeso. La posición óptima para una artrodesis de hombro es de 20° de flexión, 20° de abducción y 40° de rotación interna, con modificaciones según el tamaño corporal y otros factores específicos de cada paciente. La fusión ósea aasi siempre se logra, consiguiéndose una marcada disminución del dolor y una mejoría de la función. En el postoperatorio, los pacientes deben elevar el brazo casi a la altura del hombro y llegar a la parte más alta de la cabeza, a la boca, al bolsillo trasero homolateral y a la ingle. Entre las complicaciones de la artrodesis destacan la pseudoartrosis, la posición anómala del hombro, el dolor relacionado con el material de osteosíntesis y las fracturas periarticulares. [ABSTRACT FROM AUTHOR]

La artrodesis del hombro es una opción de salvamento final para las articulaciones dolorosas en las que no pueda llevarse a cabo una cirugía reconstructiva o en las que esta haya fracasado. La fusión del hombro está indicada en las roturas masivas del manguito rotador irreversibles e imposibles de reconstruir, en las denervaciones del músculo deltoides y en las desinserciones del origen de dicho músculo. En raras ocasiones la artrodesis se realiza para estabilizar la articulación glenohumeral tras múltiples intentos fallidos de reconstrucción del hombro. La artrodesis tras artroplastias protésicas fallidas y tras resecciones tumorales supone un reto aún mayor, debido a la pérdida ósea asociada en el lado humeral y/o glenoideo de la articulación. La artrodesis primaria requiere una fijación interna con placa rígida y una fusión tanto extra como intraarticular. Dependiendo de la cantidad de hueso que exista y de la calidad del mismo, puede hacer falta utilizar una ortesis durante 8-10 semanas, un injerto óseo autólogo o un aloinjerto, o un injerto de peroné vascularizado para reconstruir las deficiencias óseas. Además, se necesita una inmovilización prolongada mediante espica de yeso. La posición óptima para una artrodesis de hombro es de 20° de flexión, 20° de abducción y 40° de rotación interna, con modificaciones según el tamaño corporal y otros factores específicos de cada paciente. La fusión ósea aasi siempre se logra, consiguiéndose una marcada disminución del dolor y una mejoría de la función. En el postoperatorio, los pacientes deben elevar el brazo casi a la altura del hombro y llegar a la parte más alta de la cabeza, a la boca, al bolsillo trasero homolateral y a la ingle. Entre las complicaciones de la artrodesis destacan la pseudoartrosis, la posición anómala del hombro, el dolor relacionado con el material de osteosíntesis y las fracturas periarticulares. [ABSTRACT FROM AUTHOR]

Muchos ensayos clínicos han valorado la terapia de ondas de choque extracorpóreas en las tendinosis crónicas del supraespinoso, en las epicondilitis y en las fascitis plantares. Aunque esta terapia parece haber sido eficaz en algunos estudios, en otros no ha sido más eficaz que los placebos. Las múltiples variables asociadas a la terapia de ondas de choque extracorpóreas (frecuencia, momento de su liberación y la utilización o no de anestesia) hacen difíciles las comparaciones entre diferentes estudios clínicos. Cuando el tratamiento conservador de las tendinosis calcificantes del supraespinoso y de las fascitis plantares fracase, las ondas de choque extracorpóreas podrían resolver con éxito estos problemas. Sin embargo, en las epicondilitis los resultados han sido contradictorios, y en las tendinosis no calcificantes del supraespinoso la terapia con ondas de choque extracorpóreas no ha sido eficaz. La terapia con ondas de choque extracorpóreas es más eficaz en pacientes colaboradores, puesto que en ellos resulta más fácil orientar las ondas de choque a las áreas más dolorosas. La orientación de las ondas puede guiarse también por la anatomía o por las imágenes, para de esta forma dirigir las ondas a una determinada estructura anatómica como punto de referencia. [ABSTRACT FROM AUTHOR]