Valoración crítica del RD-ley 28/2020, en especial sobre la protección de la salud en el trabajo a distancia

Este trabajo aborda el nuevo RD-Ley 28/2020 sobre trabajo a distancia en el sector privado, poniendo especial atención a la regulación de la prevención de los riesgos laborales. Esta regulación comienza con una remisión a la normativa general en la materia preventiva y, después, aporta algunas reglas específicas, si bien insuficientes para resolver todos los problemas que suscita la materia. Así, deja mucho que desear la mención a los factores de riesgo que deben ser evaluados en el lugar de trabajo a distancia, así como los posibles tipos de riesgos laborales, cuya producción se pretende evitar. En este punto, resulta vaga la mera referencia a los factores psicosociales, ergonómicos y organizativos, pues se debería hacer mención concreta al entorno laboral, al equipo de trabajo informático y sus diferentes elementos y a la organización del trabajo diario. Esta última debe ser entendida como la distribución entre jornada presencial y a distancia, así como entre tiempo de trabajo efectivo, de disponibilidad y descanso. Un punto polémico que centra la atención del legislador es el de la evaluación de los riesgos laborales en el domicilio del trabajador. Se contemplan las dos soluciones tradicionales: la autoevaluación por el propio trabajador y la evaluación por el experto competente en la materia de prevención. Aunque parezca que el legislador opta por esta última, pues le dedica mucha atención y detalle, la verdad es que es al revés: la vía prioritaria es la autoevaluación. Esta opción es la más garantista con la intimidad del trabajador, pero, a la vez, la más dudosa desde el punto de vista de la calidad. Entre los silencios de la nueva norma llama la atención el relativo a la naturaleza profesional de la contingencia acaecida cuando la protección falla.