La soledad sonora: Aproximación a la psico(pato)logía de la soledad

Loneliness enrolls a paradox: knowing that you are never alone and yet you can feel a deep sense of loneliness. A feeling that accompanies the whole life with more or less amplitude, with greater or lesser insistence. Basically we distinguish two types of loneliness, solitude, which is the desired or sought loneliness, and loneliness itself, which is a forced and faced lonely. At their poles we find another solitude, which is the loneliness of the lonely, a loneliness whose arc of tensión ranges from the one who is a loner and lives a solitary life, to the one who has an inability to relate to another person, and extreme loneliness, due to the lack of contact with oneself and with others, which is typical of madness. Freud with Mouring and Melancholia (1917) and the psychoanalysts of the next generation, specially Donald Winnicott with «The Capacity to be Alone» (1957) and Melanie Klein with «On the Sense of Loneliness» (1959), are the most involved authors in the study of loneliness. In this context, the work Anatomy of Melancholy (1621) by Robert Burton is analyzed and, as an example, the case of a patient diagnosed with paranoid schizophrenia whose psychotic defense responds to her need to be fused with God to deny her deep state of loneliness is exposed.
La soledad inscribe una paradoja: saber que nunca se está solo y, sin embargo, sentir un profundo sentimiento de soledad. Un sentimiento que acompaña toda la vida con mayor o menor amplitud, con mayor o menor insistencia. Básicamente distinguimos dos tipos de soledad, la solitud, que es la soledad deseada o buscada; y la soledad propiamente dicha, que es la soledad obligada, arrostrada. En sus polos están la solitariedad, que es la soledad del solitario, una soledad cuyo arco de tensión oscila desde el que es un solitario y que vive una vida solitaria hasta el que tiene una incapacidad de relacionarse con el otro, y la soledad extrema, por falta de contacto con uno mismo y con los demás, y que es propia de la locura. Freud con Duelo y melancolía (1917) y los psicoanalistas de la siguiente generación, en particular Donald Winnicott con la «La capacidad para estar solo» (1957) y Melanie Klein con «Sobre el sentimiento de soledad» (1959), son los autores más involucrados en el estudio de la soledad. En este contexto se aborda la obra Anatomía de la melancolía (1621) de Robert Burton y se expone, como ejemplo, el caso de una paciente diagnosticada de esquizofrenia paranoide cuya defensa psicótica responde a su necesidad de estar fusionada con Dios para negar su profundo estado de soledad.