Modesta reivindicación del aburrimiento: Acerca de nuestro trato con el entretenimiento tecnificado

In the following text, we explore the concept of boredom in light of the current model of enter- tainment. From a critical perspective, we are convinced that what the Frankfurt School referred to as the culture industry has evolved in such a way that today it is capable of providing us with what we will call technified entertainment. This is a form of entertainment made possible by the advancement of technology and provided by the cultural industry, with all that it entails. Our attitude towards this model of entertainment should be one of suspicion, and thus, we will approach Heidegger ́s analysis of boredom in his 1929 course. We will examine what existential possibilities boredom can offer and whether or not the prohibition of boredom should be rejected. The stance we aim to defend is that when we experience boredom, we find ourselves in a privileged situation to ponder fundamental questions. Therefore, if we eliminate boredom from our lives, these essential questions would be jeopardized.
En el siguiente texto tratamos de pensar en el aburrimiento a partir del modelo actual de entretenimiento. Desde una perspectiva crítica, estamos convencidos de que lo que los filósofos de la escuela de Frankfurt llamaron «industria cultural» ha evolucionado de tal forma que hoy es capaz de suministrarnos lo que llamaremos «entretenimiento tecnificado». Este se trata de una forma de entretenimiento que es posibilitado por el avance de la técnica y proporcionado por la industria cultural, con todo lo que ello supone. La actitud que debemos mantener frente al suministro de este modelo de entretenimiento debe ser de sospecha y por ello realizaremos una aproximación al análisis que Heidegger hace del aburrimiento en su curso de 1929. Nos aproximaremos a este texto para examinar qué posibilidades existenciales nos puede brindar el aburrimiento y si la prohibición de este debe ser o no rechazada. La postura que tratamos de defender es que al estar aburridos nos encontramos en una situación privilegiada para preguntar por cuestiones fundamentales y, por tanto, si expulsamos de nuestras vidas el aburrimiento, estas preguntas serían puestas en peligro.