Resiliencia y creatividad: factores predictores del éxito profesional en una muestra multisectorial de población activa

Uno de los principales fundadores de la Psicología Humanista, Abrahan Maslow (1948), afirma que nuestras acciones nacen de la motivación dirigida hacia el objetivo de cubrir ciertas necesidades. Estas necesidades serán ordenadas según la importancia que tienen para nuestro bienestar. Es decir, Maslow (1948) proponía una jerarquía de necesidades y defendió que según se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados. La pirámide de necesidades tiene cinco niveles. El primero hace referencia a las necesidades fisiológicas, el segundo a la necesidad de seguridad, el tercero a la necesidad de afiliación, el cuarto a las necesidades de reconocimiento y el último nivel habla de las necesidades de autorrealización. Este último nivel, el nivel “ideal”, se refiere al desarrollo y actualización que tenemos las personas. La necesidad de tener un cierto estatus social y económico, ser reconocidos y respetados, tener poder o sentirse admirados, encontrar una solución novedosa a algún problema, ser el primero en llegar, ser un visionario, tener prestigio, dar conferencias, conceder entrevistas o ascender en la jerarquía empresarial… son aspectos con los que todos, en mayor o menor medida, nos podemos identificar.