The government chaired by Gabriel Boric subscribes to a democratic socialism tendency that is characterized by combining a regulated market economy with solid social policies, maintaining the continuity of center-left policies since the 1990´s Concertación. Despite the persistent neoliberalism since the dictatorship, the Chilean economic elite retains its influence without apparent fractures. Boric, despite his progressive leanings, has appointed figures with business connections, indicating the continuity of the neoliberal approach. The government has implemented various social measures, such as the reduction of working hours, the creation of the Universal Health Fund, the reduction of waiting lists and pension reforms. In addition, a national strategy for lithium has been proposed, with the renegotiation of contracts and the creation of a research institute. As for the Chilean left, there is a lack of a solid alternative project to overcome capitalism, even in self-proclaimed socialist countries. In the case of Boric, his government is oriented towards reforms and adjustments to mitigate inequalities, instead of a total overcoming of the system. The prevalence of identity politics is highlighted, focusing on specific demands rather than a universal perspective, generating debates about the cohesion of progressivism. In this context, the Boric administration presents itself as a pragmatic leadership, aware of the need to revitalize the political left, although it has not yet managed to consolidate an alternative to the capitalist system., El gobierno presidido por Gabriel Boric se adscribe a una tendencia socialista democrática que se caracteriza por combinar una economía de mercado regulada con políticas sociales sólidas, manteniendo la continuidad de políticas de centroizquierda desde la Concertación en 1990. A pesar del persistente neoliberalismo desde la dictadura, la élite económica chilena conserva su influencia sin fracturas aparentes. Boric, a pesar de su inclinación progresista, ha designado a figuras con conexiones empresariales, indicando la continuidad del enfoque neoliberal. El gobierno ha implementado diversas medidas sociales, como la reducción de la jornada laboral, la creación del Fondo Universal de Salud, la reducción de listas de espera y reformas en pensiones. Además, se ha propuesto una estrategia nacional para el litio, con la renegociación de contratos y la creación de un instituto de investigación. En cuanto a las izquierdas chilenas, se observa una falta de un proyecto alternativo sólido para superar el capitalismo, incluso en países autodenominados socialistas. En el caso de Boric, su gobierno se orienta hacia reformas y ajustes para mitigar desigualdades, en lugar de una superación total del sistema. Se destaca la prevalencia de políticas de identidad, enfocándose en demandas específicas en lugar de una perspectiva universal, generando debates sobre la cohesión del progresismo. En este contexto, la administración Boric se presenta como un liderazgo pragmático, consciente de la necesidad de revitalizar la izquierda política, aunque aún no logra consolidar una alternativa al sistema capitalista.