Research on “gender” has developed the last decades as an important theoretical and empirical field of research. But in times of crisis, when lower classes, race minorities, citizens on the margin, and the poor, are the excluded for sectarian reasons, disparities between men and women increase. This is particularly observed in those spaces where the internationally defined global dominance order disrupts local paths to development. In rural areas in Latin America, men and women are unequal. In this paper, in order to generate new paths towards equality, we aim to investigate in which ways, under which educational premises, and under what social organizations, gendered negative features can be minimized. To get to this point, we are forced to analyze what means sharing public and private spheres of life in one and another context and circumstance. Evidently, gender stereotypes are not fixed, neither gender heritage. They are a result of mixed circumstances related to how the relations of dominion and dominance are established in a colonial modeled order which oppresses the oppressed and leaves no space to find a balance to develop human rights and citizenship participation for men and women in this time in history., A lo largo de las últimas décadas, la investigación de “género” se ha desarrollado ampliamente tanto a nivel teórico como empírico. En tiempos de crisis, sin embargo, a las clases más bajas, a las razas arrinconadas, a la ciudadanía marginada, a pobres y excluidos por causas sectarias, se les plantean más problemas, y mientras tanto, las diferencias entre hombres y mujeres aumentan. Y esto se evidencia con claridad en aquellos lugares en los que el orden global altera los caminos particulares hacia el desarrollo. En áreas rurales de América Latina, a hombres y mujeres se les considera de forma desigual. Partiendo de estos supuestos, para poder referenciar nuevos caminos hacia la igualdad, en el artículo pretendemos investigar de qué manera, bajo qué premisas educativas, y bajo qué organizaciones sociales, se pueden minimizar los rasgos negativos que derivan de percepciones distorsionadas por razón de género. Para llegar aquí, corresponde primero analizar qué significa compartir en espacios públicos y privados en unos y otros contextos y circunstancias. Y por cuanto que los estereotipos de género no son fijos, sino resultado de complejas circunstancias que inciden en relaciones de dominio establecidas bajo un orden de valores colonial que oprime a los oprimidos, no queda espacio para buscar un reequilibrio entre desarrollo de los derechos humanos y participación ciudadana de hombres y mujeres por igual.