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La violencia es un fenómeno ampliamente estudiado que aún no ha agotado su necesidad de ser comprendida en todas sus dimensiones. De todas las formas de violencia contra las mujeres, la más común es la que se da en la pareja sentimental. El poder y el control que la sociedad tradicional ha otorgado al hombre sobre la mujer se transfiere al grupo familiar haciendo víctimas vicarias y a veces directas a las hijas e hijos. Existen cada vez más evidencias empíricas que relacionan las experiencias de violencia en diferentes contextos con la violencia sufrida por las mujeres en el ámbito de la pareja y sobre las consecuencias que las distintas formas de maltrato vividas en el seno familiar tienen sobre el desarrollo de niñas y niños. También han sido estudiadas las estrategias de disciplina parental en el aprendizaje de patrones violentos y su efecto a largo plazo, pero son escasos los estudios que abordan esta casuística desde la perspectiva evolutiva del ciclo vital analizando las experiencias de violencia en los distintos contextos a través de diferentes relaciones en el transcurso de la vida. Este trabajo retrospectivo analiza las experiencias de violencia en un grupo de 80 mujeres andaluzas en distintos momentos de su ciclo vital (infancia, adolescencia y adultez) y en diferentes escenarios de su vida afectiva (familia, escuela y relaciones de pareja). El objetivo es triple: a) Determinar si existen diferencias en cuanto a las experiencias de violencia que las mujeres registradas como víctimas de violencia de género han tenido a lo largo de sus vidas respecto a las que no informan de maltrato en su pareja adulta. b) Explorar la hipótesis de la continuidad de las experiencias de violencia en los distintos contextos y su posible transferencia al contexto de pareja adulta, analizando la probabilidad de riesgo que incorporan dichas experiencias en los diferentes contextos. c) Profundizar en la percepción que las mujeres tienen de sus experiencias de violencia en los distintos escenarios y periodos del desarrollo a través del análisis de sus relatos. Para esto encadena estudio cuantitativo (objetivos a y b) y otro cualitativo (objetivo c). A modo de conclusión, se confirma, en general, la hipótesis inicial: las mujeres víctimas de violencia de género, han estado expuestas a experiencias de violencia en mayor medida que las que no lo son, mostrando que la convivencia familiar es un elemento fundamental que propicia la introyección en las hijas e hijos de modelos respetuosos o violentos. Asimismo, la estructura social ya constituida favorece relaciones no simétricas donde los desequilibrios en el uso del poder y el reparto de tareas están normalizados constituyendo una dificultad añadida para la detección de conductas abusivas que perpetúan o acrecientan dichas diferencias. Gender based-violence is a phenomenon which has been widely studied but not fully understood in all its dimensions. Intimate partner violence against women is the most frequent of all forms of them. The power and the control that traditional society has given to men over women is transferred to the family group, making vicarious victims of their daughters and sons, sometimes direct victims of them. There is increasing empirical evidence that relates the experiences of violence in different contexts with intimate partner violence and the consequences of abuse on the development of girls and boys. Parental discipline strategies have also been studied in the learning of violent patterns and their long-term effect, but there are few studies that address this casuistry from the evolutionary perspective of the life cycle, analysing the experiences of violence in different contexts in the course of a livetime. This retrospective work analyses the experiences of violence in a group of 80 Andalusian women at different times of their life cycle (childhood, adolescence and adulthood) and in different settings of their emotional life (family, school and relationships). The aim is threefold: a) To determine if there are differences in the experiences of violence that women registered as victims of gender violence have had throughout their lives compared to those who do not report abuse by their partner in adulthood. b) To explore the hypothesis of the possible continuity of experiences of violence in different contexts and their possible transfer to the adult partner context, analyzing the probability of risk that these experiences incorporate in different contexts. c) To deepen the perception that women have of their experiences of violence in the different scenarios and periods of development through the analysis of their stories. For this, a quantitative study (aims a and b) and a qualitative study (aim c) are chained. In conclusion, the initial hypothesis is confirmed: women who are victims of gender based-violence have had more experiences of violence than women nonvictims of that, showing that family life is an essential element which promotes the introjection of violent or respectful models in daughters and sons. Furthermore, the established social structure favors non-symmetrical relationships where imbalances in the use of power and the distribution of tasks are normalized, being an additional difficulty for the detection of abusive behaviors which perpetuate or increase such differences.