Brun, Anahí, Verón, Eleonora Marta, Gaviola, Saúl Ricardo, Socrate, Juliana, Ruarte, Claudio, Brun, Anahí, Verón, Eleonora Marta, Gaviola, Saúl Ricardo, Socrate, Juliana, and Ruarte, Claudio
La tierra y el mar están interconectados por distintos procesos, lo cual hace que los espacios litorales, sean zonas complejas y frágiles. El carácter de interfase confiere a la franja litoral una gran diversidad de ambientes y recursos, y la convierte en un área especialmente apta para los asentamientos humanos, tanto como lugar de residencia como por la gran variedad de actividades productivas que se pueden desarrollar en ella. En tal sentido, los usos y actividades (UyA) también se relacionan e interaccionan continuamente, generando complementariedades sinérgicas o conflictos y problemas ambientales (Pittman et al., 2016). De esta forma, el turismo, la pesca artesanal, infraestructuras, rutas de navegación o industrias se influyen mutuamente y deben ser consideradas al momento de gestionar estos espacios (Scherer y Nicolodi, 2021). Asimismo, se desarrollan procesos biofísicos en la tierra que inciden en el mar y viceversa, como, por ejemplo, eventos meteorológicos, oceanográficos, de dinámica costera y sedimentos, así como impactos del cambio climático (Halpern et al., 2015). Por lo tanto, en el análisis tierra-mar-tierra (TMT) deben considerarse los flujos biofísicos, sociales, políticos y económicos que tienen un doble sentido (Echeverría et al., 2022)., Fil: Brun, Anahí. Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras; Argentina., Fil: Verón, Eleonora Marta. CONICET; Argentina., Fil: Gaviola, Saúl Ricardo. Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP); Argentina., Fil: Socrate, Juliana. Universidad Nacional de Mar del Plata. Facultad de Humanidades, Centro de Investigaciones Geográficas y SocioAmbientales; Argentina., Fil: Ruarte, Claudio. Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP); Argentina.