El presente informe, que abarca el período comprendido entre el 1° de agosto de 2005 y el 1° de agosto de 2006, es el segundo informe anual que la Corte Penal Internacional (en adelante, “la Corte”) presenta a las Naciones Unidas. En él se describen las principales novedades en las actividades de la Corte y otros asuntos de importancia para la relación que existe entre la Corte y las Naciones Unidas. La Corte hizo públicas sus primeras órdenes de detención en octubre 2005. La primera persona detenida en virtud de una orden expedida por la Corte fue entregada a su custodia en marzo de 2006. Se han tramitado actuaciones preliminares y apelaciones en anticipación de los enjuiciamientos que se iniciarán a fines de 2006 o a comienzos de 2007. La Corte continuó sus investigaciones en la República Democrática del Congo, Uganda y Darfur (Sudán). Mediante actividades de difusión e información pública, la Corte ha entablado un diálogo con las poblaciones locales y el público en relación con su función, los procedimientos y las investigaciones. En todas las etapas de sus actividades, la Corte depende de la cooperación de los Estados, la Naciones Unidas, otras organizaciones internacionales y la sociedad civil. La Corte no cuenta con una fuerza de policía propia para ejecutar sus decisiones o mandamientos. Necesita la asistencia de otros para, entre otras cosas, reunir pruebas, prestar apoyo logístico a las operaciones sobre el terreno, reubicar testigos, detener y trasladar personas y ejecutar las condenas. La Corte y las Naciones Unidas siguieron perfeccionando el Acuerdo de relación, fomentando sustancialmente la cooperación mutua entre las dos instituciones independientes. La Corte también entabló relaciones con Estados, otras organizaciones internacionales, incluso organizaciones regionales, y la sociedad civil para facilitar la cooperación necesaria. Sin embargo, la obtención de apoyo suficiente sigue planteando retos sustanciales. Ha pasado más de un año antes desde que la Corte expidió sus primeras órdenes de detención y las cinco personas nombradas en ellas siguen prófugas. Para poder celebrar los enjuiciamientos, los Estados y las organizaciones internacionales deben prestar asistencia a la Corte deteniendo y entregando a esas personas y a las que en el futuro sean objeto de órdenes de detención. Hoy día la Corte se está convirtiendo en la pieza fundamental de un sistema en surgimiento de justicia penal internacional en que participan tribunales nacionales, internacionales e híbridos, así como organizaciones internacionales como las Naciones Unidas. Las relaciones que existen entre esas distintas instituciones han seguido desarrollándose, como lo prueban la asistencia que la Corte presta al Tribunal Especial para Sierra Leona y otras actividades en pro de la justicia internacional., Sección Jurisprudencia, Instituto de Relaciones Internacionales (IRI)