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Las infecciones respiratorias bajas son una causa frecuente de consulta y hospitalización a nivel mundial, representando un desafío su diagnóstico. En la actualidad se cuenta con un armamento para su diagnóstico que incluye estudios microbiológicos, serológicos e imagenológicos, registrándose en la literatura consultada conclusiones diversas respecto a la existencia de correlación microbiologica-tomografica. En cuanto al aspecto metodológico, se trató de un estudio observacional analítico transversal, mediante la revisión de 135 tomografías con su respectivo aislamiento microbiológico en aras de establecer posible correlación entre patrones y gérmenes. Así mismo, se establecieron los patrones de cada tomografía en alveolar, vidrio deslustrado, empedrado, nodular o mixto, si existía presencia de derrame pleural, daño arquitectural, adenopatías y la distribución del cuadro. En este estudio se determinó mediante tablas y uso de Chi cuadrado el valor de R, el cual no fue significativo para establecer correlación, pero, se pudo denotar que la mayoría de las neumonías presentaron como agente causal primordial el grupo bacteriano gramnegativo con principal exponente la Escherichia coli, así como del grupo viral, la influenza tipo A, observándose un predominio de los casos de consolidación asociados a infecciones bacterianas y virales con tendencia a las opacidades en vidrio deslustrado, recomendándose continuar con dicha investigación aumentando el tamaño muestral para investigaciones futuras.

La cardioresonancia es un estudio reproducible, de fácil realización, que amerita administración de medio de contraste, con una duración no mayor a 60 minutos, el cual permite la detección de forma segura, certera y precisa de trastornos de la contractilidad miocárdica, valores funcionales de las diversas cámaras cardiacas, edema miocárdico y derrame pericárdico con especial hincapié en la fibrosis miocardica. Se realizaron 3 cardioresonancias en pacientes con antecedentes de hipertensión arterial ya diagnosticada y en tratamiento actual, negando sintomatología anginosa típica y atípica previa, cumpliendo con los criterios de inclusión y exclusión, identificándose en todos los participantes la presencia de fibrosis miocárdica, así como en 1 de ellos una reducción significativa del volumen sistólico y la fracción de eyección sistólica.

La cardioresonancia es un estudio reproducible, de fácil realización, que amerita administración de medio de contraste, con una duración no mayor a 60 minutos, el cual permite la detección de forma segura, certera y precisa de trastornos de la contractilidad miocárdica, valores funcionales de las diversas cámaras cardiacas, edema miocárdico y derrame pericárdico con especial hincapié en la fibrosis miocardica. Se realizaron 3 cardioresonancias en pacientes con antecedentes de hipertensión arterial ya diagnosticada y en tratamiento actual, negando sintomatología anginosa típica y atípica previa, cumpliendo con los criterios de inclusión y exclusión, identificándose en todos los participantes la presencia de fibrosis miocárdica, así como en 1 de ellos una reducción significativa del volumen sistólico y la fracción de eyección sistólica.

El infarto agudo de miocardio es una de las primeras causas de morbimortalidad a nivel mundial y las consecuencias estructurales tipo remodelamiento que conllevan a insuficiencia cardiaca crónica y otras complicaciones que devienen en el empeoramiento sistemático del paciente, representan un desafío diagnóstico y terapéutico en los diferentes pacientes. En tal orden de ideas la implementación, de terapéuticas tempranas favorece al retardo y/o no aparición de estos cambios agudos y crónicos, siendo así que en la actualidad, la cardioresonancia permite la evaluación de los cambios tempranos y tardíos de la injuria miocárdica, tales como el no realce de las zonas isquémicas, en fase aguda y tardía, permite evaluar los cambios cinéticos de la pared miocárdica, así como además determinar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, funcionabilidad de las válvulas sigmoideas y semilunares, presencia de derrame pericárdico, velocidades de flujo, entre otras. Permitiendo la clarificación del escenario estructural ante el infarto miocárdico y facilitando al clínico, el implementar las herramientas de terapéutica y seguimiento apropiadas para cada paciente en base a los hallazgos imagenológicos.

El infarto agudo de miocardio es una de las primeras causas de morbimortalidad a nivel mundial y las consecuencias estructurales tipo remodelamiento que conllevan a insuficiencia cardiaca crónica y otras complicaciones que devienen en el empeoramiento sistemático del paciente, representan un desafío diagnóstico y terapéutico en los diferentes pacientes. En tal orden de ideas la implementación, de terapéuticas tempranas favorece al retardo y/o no aparición de estos cambios agudos y crónicos, siendo así que en la actualidad, la cardioresonancia permite la evaluación de los cambios tempranos y tardíos de la injuria miocárdica, tales como el no realce de las zonas isquémicas, en fase aguda y tardía, permite evaluar los cambios cinéticos de la pared miocárdica, así como además determinar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, funcionabilidad de las válvulas sigmoideas y semilunares, presencia de derrame pericárdico, velocidades de flujo, entre otras. Permitiendo la clarificación del escenario estructural ante el infarto miocárdico y facilitando al clínico, el implementar las herramientas de terapéutica y seguimiento apropiadas para cada paciente en base a los hallazgos imagenológicos.