Beyond all concepts, explaining the phenomenon of racism towards afro-descendant and indigenous communities, centered on segregation is a complex undertaking; to speak of racism is to express it in relation to color and ethnicity, without isolating the existence of the human being; this leads to countless elements that make up the discrimination towards these social groups justified by a matter of deeply rooted beliefs and ideologies, which guarantee a system of oppression, inequality and subjugation. In Colombia, racist ideas are promoted from public narratives led by referents and politicians of the national elite whose judgments give greater support to segregation. Stereotypes have modified customs and beliefs of the segregated, altering their idiosyncrasy; some weary of the siege choose white couples so that their descendants have lighter skin, distancing them from segregation and facilitating access to greater opportunities, although in the process they tend to lose their identity. Racism is a sneaky, subtle, and hypocritical practice. The rights of minorities and their protection are in the imaginary, since the State is not in a position, nor does it have the will to make their legal recognition effective; the fight to defend them must take place in a more open way, crossing geopolitical borders., Fuera de todo concepto, explicar el fenómeno del racismo hacia comunidades afro-descendientes e indígenas, centrado en la segregación es una empresa compleja; hablar de racismo es expresarlo en relación al color y la etnia, sin aislar la existencia del ser humano; ello conlleva a un sinnúmero de elementos que configuran la discriminación hacia estos grupos sociales justificada por una cuestión de creencias e ideologías arraigadas, las cuales garantizan un sistema de opresión, desigualdad y subyugación. En Colombia, ideas racistas son promovidas desde narrativas públicas lideradas por referentes y políticos de la élite nacional cuyos juicios dan mayor sustento a la segregación. Los estereotipos han modificado costumbres y creencias de los segregados alterando su idiosincrasia; algunos cansados del asedio eligen parejas blancas para que sus descendientes tengan piel más clara, alejándolos de la segregación y facilitando el acceso a mayores oportunidades, aunque en el proceso tienden a perder su identidad. El racismo es una práctica disimulada, sutil e hipócrita. Los derechos de las minorías y su protección están en el imaginario, pues el Estado no está en condiciones, ni tiene la voluntad para hacer efectivo su reconocimiento legal; la lucha para defenderlos debe darse de forma más abierta, traspasando fronteras geopolíticas.