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[EN]Although the treatment landscape has rapidly evolved over the last years, hepatocellular carcinoma (HCC) is one of the most lethal cancers. With recent advances, both immunotherapy and tyrosine kinase inhibitors (TKIs)-based chemotherapy constitute the standard treatment for advanced HCC. A systematic search of randomized clinical trials employing TKIs was performed in 17 databases, obtaining 25 studies evaluating the prognosis, tumor response, and presence of adverse events (AEs) related to TKIs in HCC. Overall effect sizes were estimated for the hazard ratios (HR) and odds ratios (OR) with 95% confidence interval (CI), either extracted or calculated with the Parmar method, employing STATA 16. Heterogeneity was assessed by Chi-square-based Q-test and inconsistency (I2) statistic; source of heterogeneity by meta-regression and subgroup analysis; and publication bias by funnel plot asymmetry and Egger's test. The research protocol was registered in PROSPERO (CRD42023397263). Meta-analysis revealed a correlation between survival and tumor response parameters and TKI treatment vs. placebo, despite detecting high heterogeneity. Combined TKI treatment showed a significantly better objective response rate (ORR) with no heterogeneity, whereas publication bias was only detected with time to progression (TTP). Few gastrointestinal and neurological disorders were associated with TKI treatment vs. placebo or with combined treatment. However, a higher number of serious AEs were related to TKI treatment vs. sorafenib alone. Results show positive clinical benefits from TKI treatment, supporting the approval and maintenance of TKI-based therapy for advanced HCC, while establishing appropriate strategies to maximize efficacy and minimize toxicity.

El hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular (CHC) es el tipo de cáncer hepático más frecuente (90%) y presenta una elevada tasa de mortalidad, debido principalmente a su diagnóstico tardío. La autofagia es un proceso catabólico de degradación lisosomal que permite tanto el reciclaje de elementos celulares como el mantenimiento de la homeostasis en los tejidos. La relación entre autofagia y CHC varía en función del contexto celular y del estadio del cáncer. Inicialmente la autofagia favorece el mantenimiento de la homeostasis de tejidos y estabilidad genómica parece ser clave en la prevención de la hepatocarcinogénesis. Sin embargo, una vez se ha establecido el tumor, la autofagia adquiere un rol promotor tumoral, permitiendo a las células de CHC soportar el estrés característico del microambiente tumoral, promoviendo tanto su progresión como el posterior desarrollo de quimiorresistencia. La influencia de la autofagia en la hepatocarcinogénesis y su contribución en la progresión tumoral y en la adquisición de resistencias parece indicar que el empleo de marcadores propios de autofagia, como LC3, así como la modulación autofágica en el tratamiento del CHC, pueden ser estrategias fundamentales para conseguir una mejora en el diagnóstico, tratamiento y, en definitiva, en la supervivencia general de los pacientes de CHC.

El hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular (CHC) es el tipo de cáncer hepático más frecuente (90%) y presenta una elevada tasa de mortalidad, debido principalmente a su diagnóstico tardío. La autofagia es un proceso catabólico de degradación lisosomal que permite tanto el reciclaje de elementos celulares como el mantenimiento de la homeostasis en los tejidos. La relación entre autofagia y CHC varía en función del contexto celular y del estadio del cáncer. Inicialmente la autofagia favorece el mantenimiento de la homeostasis de tejidos y estabilidad genómica parece ser clave en la prevención de la hepatocarcinogénesis. Sin embargo, una vez se ha establecido el tumor, la autofagia adquiere un rol promotor tumoral, permitiendo a las células de CHC soportar el estrés característico del microambiente tumoral, promoviendo tanto su progresión como el posterior desarrollo de quimiorresistencia. La influencia de la autofagia en la hepatocarcinogénesis y su contribución en la progresión tumoral y en la adquisición de resistencias parece indicar que el empleo de marcadores propios de autofagia, como LC3, así como la modulación autofágica en el tratamiento del CHC, pueden ser estrategias fundamentales para conseguir una mejora en el diagnóstico, tratamiento y, en definitiva, en la supervivencia general de los pacientes de CHC.