El síndrome de hiperperfusión cerebral (SHC) entraña una complicación poco frecuente pero devastadora de la revascularización carotídea, ya sea tras endarterectomía o stent carotídeo. Esta entidad fue descrita por primera vez en 1981 por Sundt como la combinación de hipertensión arterial con la triada clínica de cefalea de características migrañosa, convulsiones y síntomas neurológicos focales en ausencia de isquemia cerebral. Posteriormente, se han descrito como criterios diagnósticos el incremento del flujo sanguíneo cerebral (FSC) respecto a valores basales preoperatorios, la demostración de hiperperfusión mediante técnicas de neuroimagen (TAC o RM) y el debut en los 30 días post-revascularización carotídea. El SHC es más frecuente en pacientes con un aumento del FSC del 100%, aunque también ha sido descrito en otros con un aumento del FSC más modesto. Por ello, algunos autores sugieren la posibilidad de llamarlo Síndrome de reperfusión cerebral en aras de reflejar el daño generado por la reperfusión. La incidencia del SHC tras cirugía de revascularización carotídea se sitúa entre el 1-2,1%, variando notablemente según los trabajos consultados, probablemente debido a los criterios de inclusión y a la multiplicidad de definiciones. No contamos con clara evidencia para discernir si la revascularización mediante stent carotídeo se asocia a un mayor riesgo de SHC respecto a la endarterectomía, pero parece que los intervenidos mediante stent presentan más factores de riesgo.