133 p. INTRODUCCIÓN La fractura de cadera es un proceso traumatológico grave que tiene consecuencias, no sólo clínicas, con importantes secuelas y considerable mortalidad, sino también económicas, con un coste que es importante tener en cuenta. Sobre todo porque la previsión en el futuro es que se incrementen de forma notable. El aumento de la esperanza de vida dibuja un escenario que invita a considerar este proceso como un problema de Salud Pública ya que la edad uno de los principales factores de riesgo para su aparición. OBJETIVOS El objetivo principal de este trabajo, es analizar el impacto que tienen estas fracturas en la población de la Comunidad Autónoma Vasca en términos epidemiológicos, haciendo un análisis de la evolución de su incidencia, valorando aspectos clínicos y económicos que se derivan de su manejo hospitalario y planteando posibles medidas a implementar para intentar reducir el impacto que tienen en nuestro sistema sanitario. Como objetivos específicos también nos planteamos analizar la situación de la incidencia de la fractura de cadera en la población española, si existen diferencias con nuestro entorno. Para estimar su impacto económico medimos el coste que supone el proceso en sí en el ámbito hospitalario, evaluando la repercusión que tiene la demora quirúrgica tanto en la mortalidad de los pacientes como en el gasto que se genera. MATERIAL Y MÉTODOS Se llevó a cabo un análisis de la situación en 3 niveles de estudio. Inicialmente se realizó un estudio observacional ecológico para analizar la evolución de la incidencia de la fractura de cadera en la población vasca. Posteriormente, y una vez valorados los resultados, se analizó la situación en la población española desagregada por comunidades autónomas mediante un análisis de la evolución de la incidencia de esta fractura, también con un diseño observacional ecológico. Por último, para medir el impacto económico de la fractura de cadera, realizamos un estudio observacional de tipo transversal en el que analizamos además el impacto de la demora quirúrgica en la mortalidad y los costes de la atención hospitalaria de este tipo de pacientes. RESULTADOS La incidencia de la fractura de cadera para todos los grupos de edad dentro del País Vasco, ha aumentado un 38% que se convierte en un 50% en las mujeres mayores de 75 años. Además, en el año 2000 en la CAV se consumieron 4.830.608 DDDs en tratamientos para la prevención de la osteoporosis que se convirtieron en 17.003.724 nueve años después. El porcentaje de mujeres tratadas pasó del 2,2 al 6,9 %. Según estos resultados los cambios estadísticamente significativos desde el año 1994 hasta el 2008 se han dado en los grupos de edad de 65 a 74 años y los de 75 a 84 años. En las mujeres de 65 a 74 años se observa una disminución anual del 2,30% (1,00, 3,59) y en las mujeres de 75 a 84 años de un 1,32% (0,47, 2,18). En el conjunto español, la incidencia cruda poblacional también ha aumentado en un 34.1% si se comparan los datos del año 2000 y el 2012, sin embargo, la variabilidad entre las comunidades autónomas es muy grande. En el análisis de la regresión logística se ha apreciado una tendencia descendente estadísticamente significativa en las tasas de incidencia para todos los grupos de edad en mujeres mayores de 65 años La disminución anual es del 2.2% tanto para las mujeres entre 65 y 69 años como para aquellas de entre 70 y 74 años. El descenso es menor, pero aun así estadísticamente significativo para las mujeres de entre 75 y 84 años. En el grupo de edad de mayores de 85 años también se observa una tendencia estadísticamente significativa aunque en este caso corresponde al aumento de la incidencia en un 0.58% (0.2%, 1.3%). Respecto al análisis económico, el coste total incurrido para los 1.856 pacientes que se analizan fue de 23.306.089,0 €, dando una media de 12.557,2 € (DE 7.160,7 €) por ingreso. La estancia hospitalaria de estos pacientes fue de 2,7 (DE 3,3) días previos a la intervención y de 9,7 (DE 6,1) días una vez realizada la intervención. El 82,4% de los pacientes fue intervenido en un hospital general. En la regresión logística se observa que el hecho de ser mujer reduce significativamente la probabilidad de muerte casi a la mitad (OR=0,61). Además, los mayores de 75 años en comparación a los menores de 75 tienen casi 4 veces más posibilidad de fallecer en el ingreso (OR=3,5), y un índice de Charlson de 1 o más supone 2 veces más probabilidad de muerte que los de índice 0 (OR=2,2). La estancia pre-intervención no es un factor estadísticamente significativo. En cuanto al coste del ingreso, la regresión lineal indica que tanto la edad, como el sexo, el índice de Charlson o los días de estancia previos a la intervención aumentan significativamente el coste total. Por la reducción de un día de estancia total se ahorrarían de media 977,84 € si se ajustan los datos estadísticamente por las otras variables. Esta cifra no ajustada fue de 1012,7€. CONCLUSIONES Las fracturas de cadera siguen aumentando globalmente, con una previsión al alza, aunque creemos que la incidencia real debe de ser analizada ajustando las tasas por grupos de edad, en la que se puede apreciar una tendencia decreciente estadísticamente significativa en ciertos grupos. La causa de esta disminución puede tener un origen diverso. En ausencia de grandes cambios en la estructura poblacional que lo puedan justificar, el tratamiento para la osteoporosis puede incidir en la reducción de este tipo de fracturas, al menos en algunos de los grupos analizados. Existe una variabilidad en la incidencia de la fractura de cadera en las diferentes comunidades autónomas sin encontrar una justificación que lo avale. Existe una demora quirúrgica mayor de lo recomendado en nuestra comunidad, pero no influye en la mortalidad de los pacientes. Pero sí existe una relación directa con el coste del proceso, que es elevado.