Durante la segunda mitad del siglo XIX, el pueblo indígena maleku fue víctima de incursiones de huleros provenientes de Nicaragua, quienes buscaban extraer el hule “castilla”, el cual se daba de forma silvestre en toda la cuenca del Rio Frío. Por un periodo de tres décadas, este pueblo fue sometido a lo que Marc Edelman denominó un genocidio, en el cual perece la mayor parte de la población maleku3. Roberto Castillo estima una población de casi 2000 habitantes anterior a la llegada de los huleros, distribuidos en 17 palenques, los cuales se ubicaban en las llanuras del norte de Costa Rica. El impacto sobre la población fue tal que, para 1923, solamente fueron contabilizados 126 indígenas malekus4, lo que significa el abandono de casi la totalidad del territorio histórico, reducido solamente a seis palenques. De estos seis palenques, en la actualidad solo existen tres5. Al día de hoy, la población de indígenas malekus que habitan el territorio delimitado por ley es de 498 habitantes, quienes conviven con más de 1000 no indígenas según datos del Censo Nacional de población del 2011. Su lengua originaria actualmente se encuentra en proceso de desplazamiento6. Referencias previas al conflicto con los huleros sobre este pueblo son sumamente limitadas; sin embargo, sí aparecen, en las crónicas de los conquistadores españoles, los denominados “indios votos”, que están presentes en los relatos orales malekus y son claramente diferenciados culturalmente7. Algunos autores han planteado que los malekus son un grupo conformado por distintas etnias que se refugiaban en las alejadas tierras del norte, huyendo de la conquista española e incluso de las incursiones de los piratas; sin embargo, Adolfo Constenla señala que es un grupo independiente, con base en información proveniente de la tradición oral, la lingüística y la genética de poblaciones8. El cambio de una población de 2000 habitantes a menos de 150 para finales del siglo XIX describe un escenario trágico de desestructuración de una sociedad. ¿Cómo se logra mantener una cultura en este contexto?, ¿cuáles fueron las nuevas relaciones con el Estado, con el cual tienen contacto los malekus por medio del conflicto fronterizo?, ¿qué condiciones se dieron para la permanencia de una identidad étnica, en especial de uno de sus principales elementos como la lengua?, Todas estas son preguntas necesarias para la comprensión de este proceso de cambio social y cultural en el territorio de los malekus. Los poblados habitados por indígenas malekus sufren cambios estructurales durante la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la inserción de Centroamérica en el mercado internacional del hule. Sin duda, es Marc Edelman9 quien brinda un punto de inicio en la discusión sobre la tragedia acaecida desde un punto de vista historiográfico, analizando ampliamente el conflicto y el impacto para el pueblo maleku, no solo por parte de los huleros, sino también por el Estado costarricense, que finalmente logra su objetivo de tener el control sobre su territorio más al norte del país. Distintas fuentes documentales nos muestran el impacto del conflicto: asesinatos, violaciones y secuestro de la población, en primera instancia, por la búsqueda de hule silvestre y, en un segundo momento, por el comercio de esclavos. Pese a que el trabajo de Edelman generó una serie de aportes al respecto, este enfrentamiento no ha sido tema de profundización, más allá de la instrumentalización del conflicto por parte del Estado, dentro de los análisis históricos. Ha quedado un vacío en la comprensión del conflicto como una tragedia cultural, que implicó casi la desaparición de uno los grupos étnicos que posiblemente conformaron la región en la época precolombina y resistieron el embate de la conquista junto a Talamanca. Por otro lado, a partir de las acciones del Estado costarricense ante la llegada de los huleros se inicia un proceso de consolidación de la presencia estatal en estas tierras, circunstancia que implicó nuevas relaciones interétnicas en la región, sumada a un proceso de migración de población no indígena en toda la Región Norte que redujo el territorio de los indígenas malekus. Las distintas fuentes utilizadas hasta el momento para estudios historiográficos, antropológicos, lingüísticos y geográficos guardan una serie de información que no ha sido analizada desde un enfoque cultural que nos explique la forma de vida de estas poblaciones. No cabe duda de que existen muchas limitaciones en las fuentes, entre ellas el etnocentrismo que se encuentra en muchas de estas, escritas principalmente por europeos que describen a “las poblaciones salvajes” aún existentes en la región, como el caso de las crónicas de las visitas del Obispo Thiel al territorio de los malekus, que siguen siendo una documentación con potencial para lograr reinterpretar algunos elementos. Salta a la palestra la necesidad de trabajar mediante enfoques interdisciplinarios, ya que las investigaciones más recientes provienen de la geografía, la lingüística y la arqueología, insumos que la historia debe tomar en cuenta para generar una mayor contrastación y triangulación de la información a través de la revisión y reinterpretación de distintas fuentes. El caso del pueblo maleku nos presenta una serie de preguntas sobre el control del territorio por parte del Estado, además de los mecanismos de sobrevivencia de un grupo cultural ante factores externos como el asedio de los huleros en la segunda mitad del siglo XIX, el cual genera un primer impacto sobre su cultura y sus medios de subsistencia. En un segundo momento, durante la primera mitad del siglo XX, otro factor es la entrada al territorio de colonos que conformarían los poblados de Upala, Guatuso y los Chiles y, por último, la presencia del Estado que, ante un posible cambio en las dinámicas económicas y de ocupación, empieza a tener una presencia mucho más fuerte para mediados del siglo XX. El pueblo maleku logró mantener la ocupación de tres de sus palenques, así como reproducir algunas de sus prácticas culturales que aún hoy persisten, como la lengua, la tradición alimentaria, así como parte de sus cosmogonía y elementos de su cultura material. Sin embargo, también sufrió un proceso de asimilación y aculturación como consecuencia de las nuevas relaciones interétnicas que surgen para el periodo de estudio. En este sentido, la cultura se tiene que analizar como una construcción cambiante, que tiene transformaciones durante el periodo de estudio, en el que se ven involucrados los cambios sociales y económicos que sufre la región con la llegada del Estado y pobladores de otras regiones de Nicaragua y Costa Rica. Ante este contexto, partimos de tres preguntas fundamentales para entender las relaciones interétnicas que se dan en la Región Norte del país desde mediados del siglo XIX: ¿cuáles fueron los factores que inciden y posibilitan la reproducción biológica y cultura de un grupo étnico ante los factores externos que atentan sobre sus formas de producción y reproducción cultural?, ¿qué papel tuvo la formación del Estado nación costarricense y la colonización de la Región Norte en estas relaciones?, y finalmente ¿cómo afectó el desplazamiento de su territorio a los malekus y su reproducción como grupo cultural? UCR::Vicerrectoría de Investigación::Sistema de Estudios de Posgrado::Ciencias Sociales::Maestría Académica en Historia