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Este Seminario que nos ocupa hoy se encuentra apoyado y enmarcado dentro del acontecimiento que significa para Cádiz y para todos nosotros, la iniciación de los estudios de Ciencias del Mar que con audacia y sentido de su propia vitalidad, ha hecho nacer nuestra Universidad. Frente a los que temen por la andadura profesional de los futuros licenciados en Ciencias del Mar -temores fundados, por cierto- está la ilusión de fecundar la idea primaria de la existencia de Cádiz, dentro del mar, adecuando esta existencia a la necesidad de la técnica moderna. Cuando tantas veces desde aquí hemos clamado por la instauración en Cádiz de estudios específicos de Oceanografía Química o de Química Marina, este alumbramiento de la nueva Facultad de Ciencias del Mar incubada en una Facultad de Químicas en perfecto entendimiento con el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, nos llena de esperanza e ilusión.

Entiendo que es para todos nosotros una verdadera satisfacción el que se celebre este IV Seminario de Química Marina, con una historia ya de cinco años, desde que en enero de 1983 tuvo lugar el primero. Acreditamos bajo estas cifras una verdadera mayoría de edad y una consolidación estructural que vaticinan su continuidad. Pero no es fácil su realización y no resulta sencilla la incorporación y la identificación con los fines de su desarrollo, de todos los que trabajan en química marina. Y es que sucede todavía, que las investigaciones químico oceanógraficas se desarrollan subsidiariamente en Centros en los que el interés prioritario no es la química en sí y ésta se utiliza solo como soporte de otras investigaciones. Por eso es verdaderamente alentador y no puedo silenciar el hecho en la inauguración de este Seminario, el que en la Facultad de Químicas de Cádiz se haya considerado seriamente el protagonismo de nuestra ciencia en el ámbito oceanógrafico y se haya instituido un Programa de Doctorado -con la intima colaboración del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía- para promover, entre otros, el estudio de la química del mar. Este Programa debe servir de estimulo y base de lo que, sin duda, alguna vez será realidad en Cádiz: un Centro o Instituto de estudios oceanográficos, preponderantemente químicos, que es donde entiendo que existe el mayor déficit en la investigación del mar.

Entiendo que es para todos nosotros una verdadera satisfacción el que se celebre este IV Seminario de Química Marina, con una historia ya de cinco años, desde que en enero de 1983 tuvo lugar el primero. Acreditamos bajo estas cifras una verdadera mayoría de edad y una consolidación estructural que vaticinan su continuidad. Pero no es fácil su realización y no resulta sencilla la incorporación y la identificación con los fines de su desarrollo, de todos los que trabajan en química marina. Y es que sucede todavía, que las investigaciones químico oceanógraficas se desarrollan subsidiariamente en Centros en los que el interés prioritario no es la química en sí y ésta se utiliza solo como soporte de otras investigaciones. Por eso es verdaderamente alentador y no puedo silenciar el hecho en la inauguración de este Seminario, el que en la Facultad de Químicas de Cádiz se haya considerado seriamente el protagonismo de nuestra ciencia en el ámbito oceanógrafico y se haya instituido un Programa de Doctorado -con la intima colaboración del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía- para promover, entre otros, el estudio de la química del mar. Este Programa debe servir de estimulo y base de lo que, sin duda, alguna vez será realidad en Cádiz: un Centro o Instituto de estudios oceanográficos, preponderantemente químicos, que es donde entiendo que existe el mayor déficit en la investigación del mar.