La primera descripción médica de la acromegalia se hizo en 1886, por el neurólogo francés Pierre Marie. Esta enfermedad, poco frecuente, generalmente la causa un adenoma hipofisario, que activa un fenotipo característico de sobrecrecimiento, causa desproporciones craneofaciales y complicaciones sistémicas en especial en los sistemas cardiovascular, respiratorio y metabólico, secundario a los niveles excesivos de hormona del crecimiento y factor de crecimiento similar a la insulina. La detección radiológica de estos hallazgos craneofaciales, mediante estudios por tomografía y resonancia magnética, son de gran importancia, puesto que brindan a estos pacientes un diagnóstico precoz de la enfermedad, lo cual conlleva instaurar un tratamiento oportuno de esta patología.