La osteoporosis es la enfermedad ósea más común en el mundo globalizado. Produce un alto impacto en el costo de la Salud Pública debido al incremento en forma progresiva en el correr del tiempo de vida del número de personas que la padecen, originada entre otros factores por la mayor expectativa de vida poblacional y disponer de nuevos procedimientos de diagnóstico, los que han conseguido gran penetración en las atenciones de salud. Las fracturas óseas son la principal consecuencia de esta enfermedad, las que originan dolor crónico, discapacidad y pérdida de la calidad de vida, pudiendo llevar inclusive a la muerte. Existen guías clínicas internacionales vigentes que se basan en evidencias de estudios clínicos aleatorizados y que dan pautas para el tratamiento de la osteoporosis y en especial de la forma posmenopáusica, ofreciendo tanto acciones farmacológicas como no farmacológicas. A raíz de resultados de estudios de seguimiento en gran número de pacientes, se discute en la actualidad aspectos de soporte terapéuticos tradicionales, como el uso y dosis de suplementos de calcio, sosteniéndose que en los que tienen una dieta adecuada de calcio existe un aparente no beneficio en su ingesta y es posible que un grupo de ellos puedan desarrollar eventos adversos como complicaciones, tales como constipación crónica, diverticulitis, litiasis renal o enfermedades cardiovasculares. Del mismo modo se reportan estudios que plantean la sugerencia de un uso con tiempo límite de bifosfonatos, sucediendo además de la pérdida de eficacia, la posibilidad de desarrollar eventos adversos como fracturas femorales atípicas y osteonecrosis de mandíbula. Este último evento adverso también es descrito con el uso de denosumab. O, por otro lado, en los que reciben teriperatida existe la infrecuente posibilidad de desarrollar neoplasias como el osteosarcoma, por lo que la recomendación es que su uso no debe superar los dos años. Finalmente, a raíz de las investigaciones sobre las concentraciones séricas de la vitamina D y su relación con los síntomas y signos que pueden dar su deficiencia, en las personas, y los posibles beneficios con acciones sobre la autoinmunidad, algunas neoplasias y una leve mejora de la masa ósea, da pie a sostener que el suplemento de vitamina D3 debe ser una parte importante en la terapia. Osteoporosis is the most common bone disease in the globalized world, with high impact on health care costs due to progressive increase in life expectancy and the existence of new diagnostic procedures. Bone fractures are the main consequence of this disease, which cause chronic pain, disability and loss of quality of life, and can even lead to death. Existing international clinical guidelines based on evidence from randomized trials give standards for the treatment of osteoporosis, especially its post-menopausal form, offering both pharmacological and non-pharmacological actions. Based on results from follow-up studies in a large number of patients, we currently discuss aspects of traditional therapeutic support, such as the use and dosage of calcium supplements. It is proposed that there may exist an apparent non-benefit from its intake among those with an adequate level of dietary calcium; it is possible that some of them may develop adverse events such as chronic constipation, diverticulitis, kidney stones or cardiovascular disease. Similarly, some studies suggest to use biphosphonates for a limited period of time, which associates with loss of efficiency and the possibility of adverse events, such as atypical femoral fractures and osteonecrosis of the jaw bone. This last adverse event is also described with the use of denosumab. What is more, among those who receive teriperatide there exists the infrequent possibility of developing neoplasms such as osteosarcoma, so that the recommendation is that its use cannot exceed 2 years. Finally, as a result of research on serum concentrations of vitamin D and their relationship with signs and symptoms that may present in its deficiency, as well as the possible benefits from vitamin D on autoimmunity, some neoplasms and a mild improvement in bone mass, we can affirm that the supplementation with vitamin D3 must be an important part in its therapy.