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La asamblea del CMI celebrada en Karlsruhe en septiembre de 2022 partía de algunos temas urgentes —como la guerra y la crisis climática—, pero también abordó una serie de cuestiones teológicas de fondo, como son el discernimiento moral y el modelo eclesiológico. Las conversaciones y los textos allí emanados constituyen una buena radiografía de la situación ecuménica actual, en la que el consenso en los temas doctrinales constituye una garantía para la comunión en la fe. En ellos se detecta la pervivencia de las dos almas fundacionales del CMI, Work and Life y Faith and Order. De manera que, tras los oportunos debates y discusiones, también sobre temas sociales y ambientales, se ha llegado a la conclusión de la necesidad de un diálogo teológico en torno a los debatidos asuntos de la creación, la paz y la ética, así como la eclesiología y la hermenéutica bíblica.

El problema de una comprensión excepcionalista de la «vocación» pone en evidencia un dilema complejo acerca de la relación entre la universal vocación a la santidad, enunciada por el último concilio ecuménico, y las llamadas «vocaciones especiales». Se postula que existen dos alternativas: se afirma (i) que algunos/as en la Iglesia son llamados/as a una «vocación especial» (p. ej. ministerio ordenado, vida religiosa) fundada en la universal vocación a la santidad que comparten con todos los cristianos, o bien (ii) que la universal vocación a la santidad sólo existe concretada como «vocación especial» que cada persona recibe de Dios. Si bien ambas opciones tienen ventajas y dificultades de plausibilidad teológica y conveniencia pastoral, se justifica la preferencia por la segunda alternativa.

Se indaga en el concepto y producción teórica de la teología de la migración. Se argumenta que esta corriente ha sabido generar un campo de discusión dispuesto a realizar una lectura crítica de la realidad histórica de las migraciones. Convergen cualitativamente elementos metodológicos de la historia conceptual, la historia intelectual y la hermenéutica bíblica pragmática, con el fin de conceptualizar la teórica de la teología de la migración y sistematizar sus principales ejes. Los resultados apuntan a la existencia de dos relaciones: la primera se refiere a las convergencias entre las tradiciones teóricas de “teología” y de “migración”, ya que la teórica de la teología de la migración sostendría su praxis en la revelación de Dios en y desde la realidad histórica de las migraciones; la segunda aborda la emergencia de tres subcampos de análisis: una “hermenéutica bíblica de la migración”, una “cristología de la migración” y una “eclesiología de la migración”.

Este artículo se realiza partiendo de la constatación del dato que muestra la riqueza de la vivencia y comprensión de la sinodalidad de la Iglesia de los primeros siglos. Por un lado, se conoce la praxis sinodal llevada adelante en sus diversas expresiones: local, regional, universal. Y, por otro lado, pueden descubrirse los principios teológicos que la sustentan. Este escrito se lleva adelante desde una aproximación a uno de los pasajes finales de la decimoquinta Homilía sobre el Cantar de los Cantares de Gregorio de Nisa. El Niseno no utiliza literalmente la expresión synodos y ninguno de sus derivados en esta ocasión. Sin embargo, las ideas que aparecen allí referidas permiten una intelección del concepto a partir de la imagen simbólica de la Iglesia desde su dinamismo procesional y en un claro contexto bautismal. Gregorio ha sabido examinar la compleja y contradictoria realidad eclesial de su tiempo (siglo IV) atravesada y animada por el Espíritu Santo. La cita aquí analizada de In Cant. XV se convierte en un texto de gran valor histórico-dogmático, que permite encontrar una riquísima matriz conceptual sobre la expresión sinodal de la Iglesia. Se realiza así un aporte para la teología sobre la Iglesia mostrando su dimensión pneumática, alcanzando una mejor comprensión del concepto de sinodalidad a partir del misterio de la gloria de la comunión. Esta concepción eclesiológica es profundamente pneumatológica y permite pensar el núcleo entitativo de la noción en cuestión desde la unión armoniosa y dinámica de los elementos contrarios de acuerdo al todo. Desde los puntos señalados puede realizarse un aporte al debate actual sobre la teología y praxis de la sinodalidad en la Iglesia del siglo XXI, que todavía debe seguir siendo profundamente analizada.

A good deal of opposition to critical theory in modern theology is founded upon a defensive shift against the erosion of authority, an allegiance to the tautological grounds of justifying what ultimately cannot be justified: why I belong here, in this particular community, and not over there in another one. By being more attentive to the nature of the ‘necessary illusions’ that community must adhere to, while also learning to listen more attentively to the marginalized voices within a given community, we might be able to move beyond the rigid dualisms that typically characterize ecclesial politics (e.g. conservative versus liberal) by reducing the complexity of our identities. By engaging a Pauline philosophy of selves divided against themselves, we can locate a more viable ecclesial model that challenges current and historical notions of belonging to a community.

Um olhar retrospetivo sobre o contexto histórico e eclesial de Moçambique na receção do Evangelho, permite uma leitura do caminho percorrido pela Igreja em Moçambique, desde a primeira vez que se celebrou a Eucaristia em solo moçambicano, no longínquo ano de 1498. É um percurso fascinante que reflete os desafios da receção do dado da fé Cristã e sua apropriação traduzida na vivência coerente do discipulado face aos desafios da história. Este artigo procura oferecer uma breve leitura da história da fé Cristã e Católica em Moçambique, a partir das cartas pastorais dos Bispos e das reflexões sinodais da Igreja. A opção por uma Igreja ministerial, organizada em pequenas comunidades cristãs foi fundamental para o aprofundamento da fé e para o testemunho laical nos momentos mais sombrios da história do país, sobretudo diante da ideologia Marxista-Leninista. A Igreja despojada e perseguida, purificou sua fé e cresceu o sentido do seguimento de Cristo. O desafio agora é continuar a ser uma Igreja profética em uma sociedade indiferente.

En estas líneas nos proponemos recordar los principales temas debatidos, para poder así elaborar un mapa de las cuestiones teológicas pendientes en el diálogo ecuménico. Para esto seguiremos los diálogos oficiales mantenidos por la Iglesia católica con las distintas confesiones cristianas desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días, sentando así las bases de todo futuro diálogo teológico. Los temas abordados serán la cristología y la Trinidad, la soteriología, la Iglesia, el ministerio y los sacramentos, especialmente la Eucaristía. En estas líneas podemos apreciar las convergencias y divergencias doctrinales que nos impulsan a un esperanzado diálogo ecuménico.

Se repasan los textos más significativos del primer milenio en los que o bien un concilio se pronuncia sobre las prerrogativas del papado en relación con el concilio o bien un pontífice hace afirmaciones acerca del alcance de las decisiones conciliares o sinodales con respecto al papado.

Este texto é resultante da conferência de mesmo título apresentada no IV Seminário de Eclesiologia e Questões Pastorais, promovido pela PUCRS. Nele refletimos sobre as possíveis formas de recompor as comunidades após o período da pandemia. Certamente, o uso das mídias digitais e canais de transmissão naquele momento foi essencial. No entanto, é urgente perguntar quais mudanças são novamente necessárias para recompormos o nosso rosto primeiro de Igreja, que é sermos comunidade. Nesse sentido, é a partir de duas chaves de leitura interligadas (a saber: a recuperação da comunidade e a compreensão do deslocamento pastoral) que propomos nossa reflexão

O presente artigo tem por objetivo arguir algumas interpelações à ciência teológica e à eclesiologia no panorama pós-pandemia. Quer-se interrogar sob o prisma da teologia e da eclesiologia, qual a interpretação possível para os desafios vividos durante a pandemia. Igualmente quais possibilidades, desafios e limites urgem uma reflexão acurada a partir desses dois campos do saber. Refletir-se-á sobre a pandemia e as pandemias que ela revelou e, por fim, serão pontuados alguns elementos que se apresentam como desafios e possibilidades à teologia ante a crise que se vive

Con ocasión del proyecto de investigación “La Sagrada Escritura en las prácticas pastorales de la Arquidiócesis de Cali (1965-2019)”, este artículo se propone realizar un discernimiento teológico de los presupuestos eclesiológicos que animaron la acción pastoral de la Iglesia en la ciudad de Cali. Lo anterior se hizo a partir de la revisión del proceso histórico de la Arquidiócesis desde sus prácticas pastorales y planes pastorales elaborados entre 1965 y 2019, considerando con especial atención las concepciones de Pueblo de Dios, Iglesia de comunión y participación y sinodalidad, que trajo en su momento el Concilio Vaticano II y los documentos de las conferencias generales del episcopado latinoamericano (Medellín, 1968; Puebla, 1979; Santo Domingo, 1992, y Aparecida, 2007). A partir de los presupuestos establecidos, se hizo una revisión de los documentos del archivo arquidiocesano y de algunos trabajos previos elaborados por otros investigadores, cuyo interés está en la sistematización de la presencia histórica de la Iglesia (Cali y el Valle del Cauca). El recorrido realizado permite identificar la forma en que esta Iglesia particular de Cali respondió tanto a las iniciativas de cambio propuestas en la Iglesia (universal y latinoamericana) como a los desafíos y retos que ha traído el devenir histórico de una ciudad en expansión. La disposición histórica para leer su quehacer pastoral en el horizonte teológico de los signos de los tiempos ha permitido configurar un estilo y una praxis pastoral que le ofrece grandes posibilidades para entrar en la dinámica sinodal.

El proyecto del estudio parte del capitulario del libro de Juan de Segovia, intentando determinar la estructura interna del tratado; la necesidad de este análisis primero se impone dado que la obra ha quedado incompleta y no ha conocido una redacción final. Al señalar las principales líneas de argumentación quedará esbozado su contenido básico. El autor comienza con la presentación de Juan de Segovia desde su semblanza intelectual y presentación de la estructura del libro: desde la determinación teológica de la estructura esencial y permanente (substantia) de la Iglesia se estudia su inserción en la trama de la historia según el proceso dinámico descendente jalonado por estas tres fases: en el origen (cielo empíreo), en el tiempo de la ley y de la Escritura (considerando la posibilidad del estado de inocencia), en el tiempo de gracia «post adventum Christi» con las cuatro propiedades tradicionales de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Desde el punto de vista de la estructura interna, la obra encierra una lógica y una distribución férrea que da cuenta del estado de elaboración de los dos primeros libros de esta obra inconclusa. En las conclusiones se destaca la especificidad del tratado de Juan de Segovia en la controversia entre conciliarismo y papalismo se da en el desarrollo de las cuatro propiedades esenciales de la Iglesia correspondiente a las dos partes que no han sido escritas. Diseñado un marco de gran amplitud introduciendo la problemática eclesiológica en el despliegue de la historia de la salvación, ligando el misterio de la voluntad de Dios de convocar a los hombres para participar de la eterna bienaventuranza (Ef 1, 5-6) con el misterio de la Iglesia. Esta obra, a juicio del autor del estudio, es de indudable carácter eclesiológico.

El artículo presenta la tercera parte del estudio sobre la teología de la Iglesia de Juan de Segovia expuesta en su Liber de substantia ecclesiae. En esta tercera parte se aborda la «tercera salida» de Dios, el misterio y la teología de la encarnación. La exposición es un recorrido por tres elementos arquitectónicos: los doce fundamentos de la Iglesia militante, la teología de la encarnación propiamente dicha y las doce obras divinas. Como es lógico, interesan de modo especial los capítulos 19-32, correspondientes a la «tercera salida» de Dios, y donde se plantea la pregunta por el motivo de la encarnación. Después de recorrer la primera y segunda salida de Dios (Los XII fundamentos de la Iglesia militante), la encarnación y perfección en la Iglesia y una recapitulación de la Historia Salutis, el autor plantea cuatro conclusiones: a) El planteamiento del misterio de la encarnación tiene una inequívoca impronta escotista. b) El Liber de substantia ecclesiae representa la prolongación o versión eclesiológica de la doctrina escotista sobre el primado y predestinación absoluta de Cristo que, a su vez, no es sino una ampliación teológica de la doctrina paulina del mysterium Christi. c) Atendiendo «ad verbum sensumque sacrae scripturae», Segovia ha reconstruido la historia de la salvación como la historia de la constitución de la Iglesia, esto es, verificación y realización del «misterio de la voluntad» de Dios. d)La noción de Iglesia, por su causa final, entraña una profunda orientación escatológica; de modo que el fin absoluto del mundo, la razón de la creación, coincide con la misma esencia de la Iglesia: participación en la vida eterna de Dios de la que nos hace herederos y participes el Hijo Jesucristo.

La Iglesia es por diversos títulos objeto de la teología, en tal sentido no basta con una sola disciplina teológica, como la dogmática, para hacer una correcta epistemología eclesiológica, es necesaria la interdisciplinaridad. En la teología posconciliar, la Iglesia, ha sido objeto de estudios también de la fundamental, desde la perspectiva de la relación Iglesia y Revelación. Por ello el objeto de esta reflexión es focalizar la realidad de la mediación de la Iglesia con la revelación, el análisis del lenguaje de la fe en su transmisión del contenido revelado, el decir, de Dios desde el lenguaje personal en cuanto creatural con sus limitaciones espacio temporales, la función del Espíritu Santo y la acción de la Iglesia.

W. Pannenberg es uno de los teólogos protestantes más involucrados en la causa de la unidad de los cristianos. Ahora bien, ¿cuáles son las cuestiones más candentes que preocupan a una eclesiología protestante? La diferencia fundamental entre el protestantismo y el catolicismo se da en que el primero, hace depender su relación con la Iglesia de su relación con Cristo, mientras en el catolicismo se da de manera contraria: la relación del individuo con Cristo depende de su relación con la Iglesia. Para responder a las preguntas sobre la eclesiología que suscita esta diferencia, es necesario preguntarnos por el concepto de Iglesia en la Teología Dogmática en Panneberg. También hemos de reflexionar desde la metodología sobre el puesto que ha de ocupar la eclesiología en su elaboración sistemática. Desde estas consideraciones, vamos a zambullirnos en el estudio del tercer y el útimo volumen de la Systematische Theologie del autor.

W. Pannenber, teólogo protestante, ha dedicado una buena parte de su vida a la causa de la unidad de los cristianos. En un estudio anterior (Estudios eclesiásticos 75 (2000)), siguiendo el hilo de la teología sistemática de W. Pannenberg, expuse el puesto de la Iglesia en la economía de salvación y la estructura interna de la Iglesia. Ahora quisiera completar este proyecto eclesiológico con la problemática del ministerio eclesial y de la noción de Pueblo de Dios. Al final, expondré algunas reflexiones conclusivas en perspectiva ecuménica, utilizando como contrapunto el documento de la Comisión Mixta Católico Romana-Evangélico Luterana Iglesia y justificación.

En los últimos tiempos, tras el Concilio Vaticano II, los movimientos eclesiales han experimentado un renovado impulso naciendo nuevas formas de asociación, comunidades y movimientos. Están marcados por la eclesiología conciliar, la necesidad de una nueva evangelización del mundo, la promoción del laicado, la pluriformidad de carismas, etc. La originalidad de estos está en el hecho de que están representados por los distintos estados de vida y de todas las edades. En su origen está el don del Espíritu, el carisma, que manifiesta una nueva forma de seguimiento de Cristo. Se caracterizan por ser un carisma vivido comunitariamente y una rápida expansión misionera. Vamos a afrontar en este artículo los desafíos que este fenómeno presenta, como ¿qué tipo de reconocimiento eclesial para estas nuevas formas asociativas? ¿Cuál es la naturaleza y los efectos jurídicos de los compromisos?¿Se trata de compromisos privados o públicos? ¿Cómo sería la participación de los no catílocos en dichos movimientos?

La conferencia de Medellín es el fruto maduro del Concilio Vaticano II en la iglesia de América Latina. Centrado en la confesión de fe en Jesucristo. Señor de la Historia, ha sido uno de los mejores análisis de la realidad latinoamericana a la luz de la fe, de la esperanza y con miras a la caridad operante. Quienes fueron protagonistas de esta asamblea no lo hicieron encerrados en su ego de líderes religiosos de la iglesia, sino que se dejaron permear de la acción de Espíritu al abrir sus ojos a la realidad de los pobres y a la voz de los laicos y personas que. También movidos por la fe, dieron sus aportes. Este artículo nos introduce en el significado de la Conferencia Episcopal de Medellín 1968, por uno de sus testigos históricos, dado que ella nos puso la cara a la necesidad de reafirmar los principios vinculados a la salvación histórica, confirmar valores, comprometernos con la dignidad del hombre, con la búsqueda del bien común, con la lucha contra la pobreza en el incondicional amor al prójimo que nos lleva a desechar la violencia porque “ni el oído ni la violencia son la fuerza de nuestra caridad” (Pablo VI) para que la paz reine y circule libremente la vida como señal de esperanza.

A pandemia do coronavírus trouxe uma grande transformação em todas as áreas da vida humana, especialmente na forma como as pessoas cultivam suas relações sociais. A prática da fé também foi diretamente afetada, com restrições de pessoas nas igrejas, o que ocasionou uma corrida para o único espaço em que elas poderiam continuar convivendo e compartilhando a sua fé sem risco de contaminação: o ambiente digital. Essa aceleração do processo de digitalização da sociedade traz consequências significativas na própria essência, atuação e autocompreensão da Igreja Católica. Em vista disso, esta pesquisa exploratória e bibliográfica apresenta os principais modelos eclesiais encontra- dos atualmente na sociedade plural e globalizada que vão dos tradicionais aos digitais. Tem como embasamento teórico para as discussões eclesiológicas as obras de Avery Dulles (1978) e João Batista Libânio (1999). Sobre as eclesiologias emergentes da era digital, aponta as ideias de Antonio Spadaro (2012), Landon Whitsitt (2011) e Dwight Friesen (2009), além da eclesiologia do Papa Francisco (2020). Este artigo foi adaptado e ampliado do ensaio “The Diverse Ways of Being Church in the Digital Society and in Times of Pandemic”, originalmente escrito na língua inglesa e publicado pela autora no e-book “Digital Ecclesiology: a Global Conversation”, organizado pela Heidi A. Campbell em agosto de 2020. Sem pretensão de esgotar o tema, esta pesquisa discute as mudanças eclesiais em meio à pandemia que influenciam o presente e futuro da Igreja Católica, a fim de iniciar a construção de eclesiologias digitais coerentes com a fé cristã

El paso de la edad media a la modernidad no se mide sólo cronológicamente, sino que es posible establecer cinco rupturas en la concepción del individuo. Estos momentos cruciales de la historia y del pensamiento dan a luz al temido individualismo que campea en la sociedad contemporánea, sociedad llamada postmoderna. En este contexto, los creyentes cristianos parecieran permanecer rezagados frente a las nuevas problemáticas planteadas por el devenir del individuo. Conocer la pregunta fundamental nos lleva a plantear respuestas a los problemas nuevos de este ambiente global de afirmación del sujeto humano. Inclusive ayuda a que encontremos la ruta para nuestra afirmación y los derroteros de nuestro testimonio creyente. Finalmente, el artículo se acerca a la Palabra de Dios para beber de ella como una fuente limpia que nos permite ver el futuro con mayor claridad.

El estado de renovación en el cual ha entrado la Iglesia Católica en forma oficial, desde la celebración del Concilio Vaticano II, ha tocado todos los niveles de la existencia de la misma. El interés final de esta renovación puede ser definido como intención pastoral, intención que caracteriza, como una sensibilidad general, a toda la labor del Concilio. Este nivel corresponde propiamente al aspecto práctico de la realidad eclesial: es el nivel de la praxis. De la misma manera la teoría eclesial, en el sentido noble del concepto de teoría, se convirtió también en objeto de renovación. La Iglesia ha tomado conciencia lúcida de su ser y de su misión. A este aspecto de la renovación lo denominaríamos, si se excluye toda la ambiguedad o plurivalencia del término, teológico. La comprensión lúcida que ha vuelto doctrina oficial los mejores esfuerzos y trabajos de la teología de los últimos años ha permitido expresar de manera actual y comprensible la realidad de la Iglesia. Sin embargo, la teoría, aún la mejor y aún animada por una intención práctica, la de la sensibilidad pastoral, no realiza automáticamente los deseos expresados. La labor conciliar y la teología consagrada por ella no pueden ser considerados más que como un comienzo nuevo y abierto, que debe extenderse en el futuro de manera creadora y que sólo puede ser verificado por la praxis misma eclesial. En este sentido, la labor teológica no queda clausurada por las afirmaciones oficiales del magisterio, como si lo que en el futuro pudiera ser logrado por ella no fuera más que la repetición de lo establecido oficialmente. El proceso teológico no sólo es siempre posible, sino que es una necesidad urgente. (…)

Los distintos documentos eclesiales de las últimas décadas hacen un énfasis particular sobre la necesidad de un nuevo presbítero para una nueva cultura y una polivalente realidad. Desde la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio Eclesial, es posible descubrir una dimensión del hodierno servicio ministerial, hasta ahora poco profundizada: la eclesiología de la comunión. Vale la pena comprender en qué consiste y cuáles son sus aportes a la pastoral actual.

Es una presentación histórica desde la conferencia de Medellín hasta la conferencia de Aparecida donde se muestran las diversas actitudes que se han tenido en dichas conferencias hacia la religiosidad popular. Al inicio, por efecto de la oleada racionalista de los años sesenta se tuvo una visión un poco negativa de la Religiosidad Popular, pero después se ha venido teniendo una visión diferente que reconoce los valores culturales de dicha religiosidad y los aspectos negativos que siempre presenta. Se muestra cómo la conferencia de Aparecida reconoce la religiosidad popular como fuerza evangelizadora en sí misma y no como simple receptora de la evangelización. Queda abierta la discusión de cómo se puede efectuar la evangelización a través de ella.

Después de un breve recorrido por la cristología contenida en los documentos de Medellín, Puebla y Santo Domingo, el artículo centra su atención en los énfasis cristológicos del reciente documento de Aparecida. Según el autor, este documento, en sintonía con la primigenia cristología neotestamentaria, designa a Jesús como “el Viviente”, “Señor de la vida” y fuente de la misma. Esta forma de entender a Jesús le permite al documento plantear el “encuentro” con él como la clave de todo discipulado y misión de la Iglesia. Se trata de un “encuentro” que produce sobreabundancia de “Vida” en el discípulo y que, por exceso de gratitud y alegría por el don recibido, genera un aliento misionero que lleva a anunciar la vida y a producir vida en las personas y pueblos que conforman el continente latinoamericano y caribeño.

«Cristo si, Iglesia no», fue el lema que se concluyó prácticamente después de unas encuestas realizadas en Italia finalizando los años 90’, donde el 85% de los que se reconocen en la fe católica, sólo el 21% afirma creer en la Iglesia. El problema, por tanto, no es solamente la discusión de si la Iglesia fue fundada o no por Cristo; esto permanece más en la esfera de las discusiones de los teólogos. Lo que realmente toca la sensibilidad de la cultura del hombre postmoderno es si esta Iglesia, que afirma ser fundada por Cristo, es realmente el espacio donde se reconoce a Cristo, se vive la verdadera libertad de los hijos de Dios, se puede ser auténticamente humano, y donde los pobres tienen un espacio preferencial como en la vida de Jesús. La pérdida de memoria o crisis de la historia es uno de los aspectos que nos permite diagnosticar este síntoma de no-identidad entre el cristiano y la concretización que históricamente ha adoptado el cristianismo en el mundo. Esta pérdida de memoria nos coloca frente al problema del oscurecimiento de lo esencialmente cristiano que se ha diluido en la historia y que ha generado una especie de «nueva religiosidad».

Las relaciones entre la moral y la liturgia han sufrido una historia desafortunada en la que la primera reducía la segunda a la observancia de obligaciones que debían traducir la correcta realización de la virtud de religión: como que se ignoraba que el actuar de Dios precede a cualquier actuar humano cuando se trata del culto. A su vez, la reflexión sobre la liturgia ha subestimado que la experiencia moral contribuye a la justa comprensión de las celebraciones cristianas cuando admite, en la fe, que el actuar está siempre mezclado de sufrimiento. Hoy en día, la renovación de la ética de las virtudes ilumina la interacción entre el entrenamiento para hacer el bien y el descubrimiento del bien. Desde entonces, aparece una nueva cercanía con las prácticas litúrgicas que participan integralmente en la apropiación de los bienes espirituales con que ellas satisfacen a la Iglesia. El resultado es que la vida moral y la vida litúrgica contribuyen conjuntamente para descubrir que el ser humano está llamado, por gracia, a que haga de toda su vida un culto espiritual, para conformarse luego a este misterio, con alegría.

Como su título lo indica se trata de un breve pero interesante recorrido por el concepto de Parroquia habido en la reflexión eclesial latinoamericana a lo largo de las conferencias episcopales (Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida), así como del Sínodo de las Américas. Dejando atrás el reduccionismo preconciliar todavía vigente en la Conferencia de Río de Janeiro que al pensar la parroquia reflexionó sobre el párroco, las asambleas posteriores de los obispos volcaron su mirada a la comunidad de comunidades, a la parroquia, centro de la experiencia religiosa, de la vivencia comunitaria, de la formación bíblico doctrinal y del compromiso misionero de toda la Iglesia. El objeto de este artículo habría de ser “dejar clara la importancia de la estructura parroquial en la renovación de nuestra condición de discípulos y misioneros”.

Es una reflexión sobre el sacerdocio común de los fieles y sobre el sacerdocio ministerial, íntimamente unidos. Ya el sacerdote del Antiguo Testamento (hiereis) tenía la función esencial de mantener al pueblo consciente de su carácter sacerdotal y así glorificar a Dios con toda su existencia. Como Cristo lo hace todo nuevo, más aún, él es el nuevo obrar de Dios, el fin último del ministerio sacerdotal, a semejanza del único sacerdocio de Cristo, consiste en “hacer que el mundo entero entre a formar parte del cuerpo de Cristo, a fin de que Dios lo sea todo en todos” (J. Ratzinger) hasta hacer del mundo el templo y la oblación para Dios. La profesión del sacerdotees humana y divina a la vez. Está llamado a ofrecer la existencia al Creador poniendo en cada gesto el sello del amor, que une en cada instante el cielo con la tierra, la tierra con el cielo.

El tema desarrollado por el autor se centro en dos temas englobantes de la Conferencia de Medellín: Evangelización y Cultura. Desde Medellín y hasta la conferencia de Aparecida este ha sido uno de los temas conductores de la reflexión a través de los cuales podemos entender el magisterio latinoamericano. La Segunda Conferencia lanzó a la Iglesia del Continente a la búsqueda de formas y modelos inéditos de ser Iglesia y de realizar su tarea evangelizadora, siguiendo el espíritu del Vaticano II. Su documento final aportó elementos novedosos que marcaron el rumbo de la pastoral latinoamericana y siguen teniendo una gran actualidad. Entre otros: el haber logrado integrar el tema de la promoción humana al de la evangelización; el reconocimiento de los signos de los tiempos en la realidad del Continente, como llamado de Dios a salir de una visión desencarnada del cristianismo y de una Iglesia despreocupada del acontecer histórico; la inserción de las tareas de la promoción humana, la liberación integral y la inculturación en las entrañas mismas del concepto de evangelización; la irrupción de los pobres, como protagonistas de la historia en el Continente. Dado que promoción humana e inculturación son realidades que se incluyen substancialmente en el concepto mismo de evangelización, ellas no se refieren a cuestiones meramente sociológicas sino que son realidades que poseen en sí mismas una dimensión teológica propia. Por esta razón, se llega a afirmar de la promoción humana. que es dimensión privilegiada de la nueva evangelización, y de la inculturación se dice que es centro, medio y objetivo de la Nueva Evangelización.

La metáfora de la 'Era constantiniana' ilustra una forma de ser de la Iglesia en connubio con el Estado, en busca de privilegios y alejada de su misión. Dicha tergiversación de la eclesiología ha provocado en la historia la aparición de personajes que volviendo a las fuentes promueven nuevos evangelismos o períodos de renovación profunda. El objetivo de la investigación ha sido la constatación del evangelismo del papa Francisco a partir del análisis comparativo de pronunciamientos y documentos suyos, y del discurso titulado "El fin de la Era constantiniana", que Marie-Dominique Chenu escribió en 1961. El retorno al Evangelio, la urgencia de la misión (Iglesia en salida) y la atención especial por los pobres que distinguen el pontificado de Francisco, evidencian un nuevo evangelismo para la Iglesia como lo fueron en el pasado Francisco de Asís y Lutero, quienes dieron origen a nuevas cristiandades.

El profundo cambio cultural que estamos experimentando por el paso de la cultura de la modernidad a la postmodernidad supone un nuevo reto a la eclesiología: el paso de una comprensión metafísica de la Iglesia a una histórico-salvífica, ya propuesta por el Concilio Vaticano II. La modernidad quiso anular el sobrenatural, y a ese desafío respondió la Nouvelle Théologie de H. de Lubac y von Balthasar. En el presente artículo me propongo presentar la eclesiología desde el punto de vista del sobrenatural histórico, muy estudiado en la exégesis por von Rad y en la teología judía por Fackenheim y A. J. Heschel. De parte católica, estudiaron el tema del sobrenatural en la historia J. Daniélou y Urs von Balthasar. Así que, en la primera parte, después de considerar la crisis cultural de la modernidad, estudio el sobrenatural histórico según la Sagrada Escritura y teniendo en cuenta las perspectivas presentadas por los autores citados. En la segunda parte, me ocupo del sobrenatural histórico como humus propio de la Iglesia, lo que le da su identidad propia pero también su resiliencia frente a los enormes cambios de la historia. Para leer el proceso de construcción de la Iglesia utilizo el parangón con la obra de la creación y la nueva hermenéutica bíblica. Así como el cosmos es la arcilla con la que el Señor está creando al hombre, pues somos polvo de las estrellas, así también la historia es la arcilla con la que el Espíritu está realizando a la Iglesia. En cuanto a la hermenéutica bíblica tengo en cuenta que la interpretación del Antiguo Testamento se mantiene en el Nuevo Testamento. Es decir, los autores neotestamentarios leyeron el A.T. como los mismos profetas habían leído las tradiciones de Israel. No intento presentar la Iglesia que se perfila en la postmodernidad sino solo el fundamento sobrenatural histórico que ella tiene, que es la segunda parte del artículo. Tampoco pretendo estudiar la eclesiología que plantean los teólogos de la ciencia, aunque trata de tener en cuenta algunas de sus ideas sobre el tema.

Este artículo se pregunta por los rasgos esenciales de K. Rahner como hombre de Iglesia, a partir de publicaciones menores en forma de entrevistas periodísticas. Rahner contempló el Concilio como comienzo, y la época posconciliar como etapa nueva sin marcha atrás. Desde su profunda experiencia mística, creía en la Iglesia como elemento esencial de la vida del creyente, lugar donde Dios mismo se entrega, y manifestó siempre absoluta fidelidad a la tradición eclesial, sin renunciar nunca a la «libertad de los hijos de Dios».

Las reflexiones teológicas de K. Rahner sobre el acontecimiento del Concilio Vaticano II (1962-1965) se vieron acompañadas de una triple actitud psicológica: escepticismo esperanzado ante el anuncio, coraje y sobriedad durante su realización, la nueva responsabilidad cristiana adquirida tras las decisiones conciliares. A través de sus notas epistolares, de sus discursos y conferencias y, sobre todo, a partir de los trabajos publicados en sus Escritos de Teología, este estudio reconstruye los aspectos fundamentales de su teología sobre el Concilio, sobre el impacto de la doctrina conciliar en la vida eclesial y esa interpretación fundamental, típicamente suya, según la cual el último Concilio representa, ante todo, un «nuevo comienzo».

En los escritos de Ignacio de Antioquía vemos que los obispos ocupan un papel dominante en la vida de la comunidad cristiana. Unos cuarenta años antes, su importancia era ciertamente menor. ¿Cómo se produjo esta evolución? Este artículo intenta dar una respuesta, empleando categorías tomadas de la sociología del conocimiento, fijándose en el papel de los obispos como el cuadro social que configuró la memoria colectiva del cristianismo al final del siglo I.

Las Cartas Pastorales son normalmente consideradas como el producto de una segunda o tercera generación cristiana, la cual, al final del siglo primero, como resultado tanto de una evolución interna como de la necesidad de adaptarse a su contexto social, muestra una iglesia que ha cambiado, algo en su teología, pero sobre todo en su organización y disciplina.

El diario del Concilio Vaticano II del teólogo y cardenal Henri de Lubac, Carnets du Concile, ha sido recientemente (2007) editado. Sus páginas abarcan los años 1960-1965, es decir, tanto la fase preparatoria como los cuatro períodos de sesiones del Concilio. Aprovechando esta circunstancia, este artículo recorre dicha obra para, contextualizándola en la obra y pensamiento del P. de Lubac, precisar su participación y su aportación al Concilio.

Este artículo se plantea la pregunta eclesiológica fundamental, ¿cómo nació la Iglesia?, desde tres cuestiones concretas que se hacen a la Escritura: ¿Quiso el Jesús histórico fundar una Iglesia?; ¿Cuál es el concepto propio de Iglesia según el Nuevo Testamento?; ¿Cómo han surgido las estructuras de liderazgo y los ministerios eclesiales en ese proceso de transformación del «movimiento de Jesús» en la Iglesia cristiana?

La metáfora de la ‘Era constantiniana’ ilustra una forma de ser de la Iglesia en connubio con el Estado, en busca de privilegios y alejada de su misión. Dicha tergiversación de la eclesiología ha provocado en la historia la aparición de personajes que volviendo a las fuentes promueven nuevos evangelismos o períodos de renovación profunda. El objetivo de la investigación ha sido la constatación del evangelismo del papa Francisco a partir del análisis comparativo de pronunciamientos y documentos suyos, y del discurso titulado “El fin de la Era constantiniana”, que Marie-Dominique Chenu escribió en 1961. El retorno al Evangelio, la urgencia de la misión (Iglesia en salida) y la atención especial por los pobres que distinguen el pontificado de Francisco, evidencian un nuevo evangelismo para la Iglesia como lo fueron en el pasado Francisco de Asís y Lutero, quienes dieron origen a nuevas cristiandades.

O presente artigo propõe-se analisar as causas da crise atual da Igreja e oferece, ao final, algumas pistas para a ação e mudanças efetivas. Inicialmente, constata-se que dentre as múltiplas causas dessa crise estão também as próprias estruturas da Igreja, contestando a tese largamente difundida de que se trataria, na verdade, de uma crise de Deus, motivada pela secularização, e não da Igreja. Feita essa constatação, faz-se necessário, metodologicamente, perguntar que tipo de Eclesiologia faria frente a essa crise e de que recursos da Tradição se poderia dispor. A tese defendida é de que uma Eclesiologia orientada no sujeito é capaz de combinar questões estruturais e questões de Deus. Os recursos a que se recorre para fundamentar tal Eclesiologia são as doutrinas do sensus fidei e a da sacramentalidade da Igreja. Conclui-se explicitando as reformas necessárias que emergem dessa Eclesiologia. Essas não serão possíveis sem uma participação ativa de todos os membros da Igreja e são condição necessária para que a Igreja se torne uma Igreja pública

Tendo em vista o Ano do Laicato, celebrado neste ano no Brasil, pretende-se oferecer algumas pistas de reflexão no sentido de superar tanto o clericalismo como a divisão assimétrica radical entre leigos e clérigos, existentes na Igreja. O ponto de partida é a evangelicidade da laicidade, que encontra a sua autoridade máxima na pessoa do próprio Verbo encarnado, Jesus de Nazaré. Propõe-se uma espiritualidade leiga-libertadora, vivida e praticada numa Igreja essencialmente laical. Ao demonstrar que tanto o clericalismo como a dicotomia leigos-clérigos, mais do que estarem radicados no Evangelho, são frutos de desenvolvimentos históricos, pretende-se evidenciar a necessidade de um retorno (conversão) mais radical ao ‘espírito do Evangelho’, que consiste na prática da justiça. Conclui-se afirmando que, quanto mais a Igreja colocar, de forma unânime (leigos e clérigos), o foco de sua missão na promoção da justiça e da paz, tanto mais próxima estará do Espírito de Jesus e mais profético-libertador será o seu testemunho

A pesquisa etimológica em torno da palavra “leigo” abre várias possibilidades de reflexão para analisarmos a compreensão que se tem do papel do cristão dentro da Igreja e dos esforços realizados nas últimas décadas para se criar uma teologia do laicato. A palavra “leigo”, ao longo da história, dentro e fora do ambiente cristão, demonstra uma rica ambiguidade. O auxílio da etimologia soma-se à constatação de que o leigo cristão encontra na sociedade plural o lugar adequado para a realização de sua vocação

A laicidade do Estado brasileiro é direito fundamental que confere a liberdade religiosa, conteúdo democrático da sociedade. O Acordo Brasil-Santa Sé apresenta-se como instrumento de relacionamento Igreja-Estado. Dois temas relevantes para o laicato, que fazem parte do Acordo são o ensino religioso confessional e a nulidade matrimonial canônica com efeito civil. O fortalecimento do laicato exigirá uma constante atualização e religiosidade madura, sedimentada no diálogo interno que dê suporte à atuação política dos leigos, sujeitos eclesiais, no Estado, mantendo o compromisso social, com prevalência de ações que visem ao bem comum e à dignidade humana na busca da santificação pessoal e comunitária

El Concilio de Constanza fue la instancia definitiva que puso fin al Cisma de Occidente. Habitualmente estudiado por los temas relacionados al conciliarismo, la atención a su estructuración a partir de las naciones ha quedado en segundo plano. Su procedimiento de votación así como su forma y orden escaparon a lo acostumbrado en la historia de la Iglesia; no se votó per capita, sino per nationes. Además, dentro de cada uno de estos grupos nacionales, se amplió el derecho de voto fuera del círculo de los obispos, a laicos y clérigos de variado rango. En este artículo, luego de presentar los rasgos principales de esta singular estructuración y de recorrer la estimación dada por la historiografía a esta nota característica, se intenta hacer una interpretación del valor eclesial de las naciones conciliares de Constanza a la luz del desarrollo de la teología.

Since Medellin, catechesis has continued to affirm absolute unity between human history and the history of salvation, once it understood that God reveals himself through the concrete human situation. In Puebla, however, this conviction was shaken. In the chapter reserved for catechesis, a conflict of theologies subliminally appears, marked by the presence of some antithetical parallels, such as the human situation and revealed doctrine; situation catechesis and doctrinal catechesis, mere memorizing and absence of memory. Underlying the nostalgia of a certain catechesis that does not neglect the doctrine in favor of Christian praxis, a theological tension is hidden. No doubt, not all the whole episcopate in Puebla was convinced that the most human ways are exactly the most divine ones; not everyone shared the claim that God is manifested in human history and takes sides with the impoverished and suffering people. Through the study of the Catechesis Document, item 3 of chapter 3 of the Puebla Conclusions, this article aims to show the coexistence of two theologies at the 1979 Latin American Episcopal Conference. The first one was more Christo derivative, in the light of Medellin, that favors the People of God ecclesiology, valuing every baptized person and their daily reality; the other one was more Theo derivative, which makes possible the ecclesiology "Body of Christ", which comprehends the Church as a perfect society, hierarchically organized, independent of the ways of humanity. [ABSTRACT FROM AUTHOR]

A situação eclesial da atualidade revela uma instituição repleta de surpresas na sua relação consigo própria e com a sociedade. O artigo apresenta o processo histórico-teológico da formação dos papas João XXIII e Paulo VI, ambos na dinâmica do Concílio Vaticano II e da modernidade. A finalidade deste estudo é buscar as raízes da formação de ambos, sua atividade e consequências para o processo histórico posterior

A anomalia das divisões entre os cristãos está no fato de que comunidades cristãs (Igrejas e comunidades eclesiais) separadas da Igreja Católica institucional ainda fazem parte da sacramentalidade da Igreja de Cristo. Como instituições religiosas diversas, tais igrejas e comunidades eclesiais estão fora da Igreja Católica, mas sua sacramentalidade salvífica permanece a mesma do sujeito singular no qual persiste a Igreja de Cristo desde o início. Onde quer que exista eclesialidade aí há mediação participada na subsistência da Igreja que ocorre somente na Igreja Católica. O Concílio Vaticano II afirma que a Igreja fundada por Cristo como instituição visível subsiste na Igreja Católica num modo que é próprio e único, que quer dizer plenamente, e que Igrejas separadas e comunidades participam nesta eclesialidade total. Por isso é importante a ideia da participação como é aplicada à Eclesiologia

O presente artigo intenta perquirir a eclesiologia patrística que brota da compreensão da Igreja como unitate Patris et Filii et Spiritus Sancti. Para tanto, percorrer-se-á alguns padres da Igreja, vislumbrando a teologia simbólica dos mesmos no que concerne à imagem de Igreja como comunhão. Bem como, apresentar-se-ão aspectos da eclesiologia que brota da Liturgia, delimitando o estudo à Anáfora de Hipólito de Roma (III século) e às Orações Eucarísticas do Missal Romano de Paulo VI

Fora de dúvida, o diálogo nem sempre se revela fácil e ágil, sobretudo pela dificuldade de individuar os interlocutores. Todavia, esse mesmo diálogo mostrouse, nos últimos anos, por parte da Igreja e das Igrejas, não mais estranho com o mundo moderno e os seus problemas, como também com as demais Comunidades cristãs e Religiões não cristãs, com espírito de compreensão e de comunhão, para tornar todos os homens participantes dos bens que provêm da mensagem de Cristo e da salvação que Ele trouxe à humanidade. Sacramento da piedade, sinal de unidade, vínculo da caridade é a Eucaristia. Porém, ao mesmo tempo, revela-se como sacramento de divisão, como também a própria Igreja dividida, obstáculo e escândalo para a evangelização. Tentativas de aproximação, vozes vindas do Oriente e do Ocidente cristãos tentam amenizar a situação, propondo uma Eclesiologia Eucarística à luz da mais genuína Eclesiologia de Comunhão

O presente artigo foi resultado de uma palestra proferida no Seminário CatólicoLuterano sobre Eclesiologia Ecumênica, acontecido em São Leopoldo, RS, sob a coordenação da Comissão de Diálogo Bilateral Católico-Luterano do Brasil. O objetivo do texto é mostrar a autocompreensão que a Igreja Católica Romana, como é a terminologia usual no diálogo ecumênico, tem de si mesma, a fim de favorecer um diálogo com a Igreja de Confissão Luterana no Brasil (IECLB). Diante disso, iniciou-se com a abordagem da autoidentidade da Igreja, perpassando os principais pontos doutrinais, de acordo com a sua Tradição e reflexão teológica, e que exprimem sua identidade para, em seguida, examinar a sua relação com o pluralismo social e religioso. O autor procurou, através de uma linguagem, ao mesmo tempo, sincera e respeitosa, perpassar os principais pontos doutrinais, a fim de favorecer um diálogo ecumênico em torno da Eclesiologia