Comúnmente suele oponerse el Derecho, lo jurídico, lo legal, al mal, al cual también comúnmente se le otorga una dimensión moral, contrapuesta a lo bueno, a lo ético, a lo moral y a lo jurídico. Para nosotros “el mal” es una energía vital que yace bajo la transparencia del consenso, una especie de “energía inversa” siempre actuante en el desarreglo de las cosas, en el desorden, en la lógica contradictoria de los sistemas. El principio del mal no es moral, es un principio de desequilibrio y vértigo. En esta perspectiva, lo jurídico, en su visión actual, moderna e ilustrada, se contrapondría entonces a la energía social siempre en acción, obrando continuamente para crear novedosos vínculos sociales, en suma, para crear una nueva socialidad. ¿Cómo hacer entonces para conciliar las necesidades sociales de reglamentación y orden con la efervescencia social? ¿Cómo armonizar los diversos elementos y tendencias sociales, multiformes y diversos, sin aniquilar las diferencias? ¿Cómo preservar, en suma, la alteridad integrando la diferencia? ¿Cómo convivir con aquellas fuerzas “disipativas”, provocadoras de desorden y caos, pero fundantes de otros órdenes, sin que eso que entendemos como el Derecho, como lo jurídico, destruya la energía vital, la efervescencia social, destruyendo, en consecuencia, esta fuerza creadora? He allí el reto fundamental del mundo normativo jurídico en este momento de transición epocal, paradigmática, epistemológica, efervescencia de un discurso a mil voces, politeísmo evidente de valores, surgimiento aquí y allá de todo tipo de diferencias. Pretendemos mostrar cómo el Derecho, el orden de lo normativo jurídico coexiste, para muchas veces integrar a él, con otras dimensiones y formas normativas, con otras reglas, evidenciando así la complejidad de nuestro mundo, la pluralidad de las formas sociales, la necesidad de mantener abierta la alteridad de dichas formas así como la imposibilidad de una reconciliación absoluta de las diferencias. En efecto, el “orden social” se MalÝn Pino Commonly the law, the juridical thing, the legal thing, usually opposes to the evil, to the one which also commonly is granted a moral dimension, opposed to the good thing, to the ethical thing, to the moral and the juridical thing. Nevertheless, for us the evil is always a vital energy that lies under the transparency of the consent, kind of an inverse energy working in the disorder, in the contradictory logic of the systems. The principle of the evil is not moral, it is an imbalance principle. In this perspective, the juridical thing, in his current, modern and cultured vision, would be opposed to the social energy in action, always working to create novel social bonds, in sum, to create a new social world. How to make then to reconcile the social necessities of regulation and order with this social effervescence? How to harmonize the diverse social elements, the diverse social tendencies, without annihilating the differences? How to preserve, in sum, the alterity integrating the difference? How to cohabit with those “spendthrift” forces, fonders of disorder and chaos, but fonders of other orders, without that that we understand as the law, as the juridical thing, destroy the vital energy, the social effervescence, destroying, in consequence, this creative force? There is, at this transition time, the fundamental challenge of the juridical world. We seek to show how the law, the juridical order, coexists, for many times to integrate him, with other dimensions and normative forms, with other rules, evidencing this way the complexity of our world, the plurality in the social ways, the necessity to maintain open the otherness in this ways as well as the impossibility of an absolute reconciliation of the differences. Indeed, the social order is revealed nowadays as fundamental disorder; as effervescence and growing complexity; as polytheism of fonders values. And in front of that disorder, that is fonder movement, the construction of a novel juridical world (or “ order “) is also imposed, chord with this new emergent social sensibility, with this new epistemology, with the new science, with this wealth matrix. There is the challenge of the juridical thing in the postmodernity. 101-140 malin_ve@latinmail.com Semestral https://saber.ula.ve/dikaiosyne/