Esta ponencia versa sobre la dificultad de investigar un tema tan escurridizo y oculto como son los sistemas políticos informales, las vías que los caciques emplean para suplantar al (imaginado) Estado democrático de Derecho y los medios con los que aglutinan a sus clientelas (pan, palo y símbolos). De todo ello, las conclusiones que se pueden extraer transitan entre dos planos: en primer lugar, desde la metodología, mi objetivo es demostrar que el antropólogo es el investigador social que está en mejor disposición de abordar un objeto de estudio como el caciquismo, gracias sobre todo al método etnológico. Siguiendo a Knight, ello requiere de dos competencias profesionales de corte geertziano: la capacidad de inmersión y la descripción densa (Knight y Pansters, 2005). Cierta dosis de fortuna y un punto de arrojo también deben entrar en la ecuación. Además, un breve repaso por las aproximaciones teóricas más destacadas (desde la ciencia política, la economía política, la historia, la antropología, etc.) servirán para contextualizar los estudios similares. De esta manera, se va a realizar una revisión crítica y abierta a la posición teórica que sostiene la ausencia de Estado y a la del concepto de intermediación, apuntando hacia la integración y la continuidad de lógicas, discursos y prácticas entre los diversos actores políticos, tanto locales como de fuera de las comunidades.