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El conocimiento de sí, correspondiente al precepto délfico, se configura en Sófocles como tragedia y en Freud como psicoanálisis. En este trabajo se plantea que el ejercicio psicoanalítico es una recepción de Edipo de Sófocles, producto de la fuerza dramática de esta obra y que lleva a tomar posición frente a Edipo. Esta toma de posición ofrece una elaboración afirmativa de la figura terrible con la que queda Edipo al final de la tragedia, sin suprimir lo fundamental de ella. Se señalan algunos riesgos de la recepción psicoanalítica, como el de dejar atrapado a Edipo en los confines del mito, al reducirlo a una estructura donde el incesto y el parricidio lo inmovilizan, lo cual lleva a separar la teoría de la práctica clínica psicoanalítica. Estos riesgos hacen que el psicoanálisis sea tratado como un discurso y que el complejo de Edipo se convierta en un elemento narrativo que desvirtúa la fuerza dramática de Edipo en la tragedia. Si bien Edipo es el fundamento mismo del psicoanálisis, lo es no solo como una teoría, sino especialmente como una técnica de tratamiento para el alma; de ahí que el develamiento del paciente en psicoanálisis sea doloroso, pues la hondura de lo humano implica tocar de cerca los deseos más oscuros, las múltiples heridas: esas fuerzas primitivas que impulsan el destino de todos los hombres: el inconsciente pulsional. Se realizó, por lo tanto, un breve estado del arte de Edipo en Freud y se abordó la comprensión de Edipo en Sófocles, para ver desde allí qué elementos resultaban fundamentales para el psicoanálisis. La comprensión de Edipo en Sófocles se divide en dos partes: Edipo y Edipo en Colono. Esta última obra se presenta como la primera recepción de Edipo que se da precisamente en el mismo autor y que viene motivada por la fuerza dramática de Edipo. Finalmente, se concluye que es indispensable conocer Edipo para la comprensión del psicoanálisis, dejar de ver a Edipo como un héroe, desmitificar el complejo de Edipo y entender a Edipo como una potencia creativa, como el inconsciente mismo. La fuerza dramática de la tragedia se rescata es en la práctica clínica, porque es en la relación paciente-analista, por medio de la interpretación en transferencia, donde se manifiesta el inconsciente, donde se moviliza el pensamiento y se crea un hombre o una mujer, es ahí donde se logra un nuevo conocimiento: el de sí mismo. The knowledge of oneself, corresponding to the Delphic precept, is configured in Sophocles as tragedy and in Freud as psychoanalysis. In this work it is proposed that the psychoanalytic exercise is a reception of Oedipus by Sophocles, a product of the dramatic force of this work and that leads to take a stand against Oedipus. This taking of position offers an affirmative elaboration of the terrible figure with which Oedipus remains at the end of the tragedy, without suppressing the fundamentals of it. Some risks of psychoanalytic reception are pointed out, such as leaving Oedipus trapped in the confines of the myth, reducing it to a structure where incest and parricide immobilize it, which leads to the separation of the theory from psychoanalytic clinical practice. These risks mean that psychoanalysis is treated as a discourse and that the Oedipus complex becomes a narrative element that distorts the dramatic force of Oedipus in the tragedy. Although Oedipus is the very foundation of psychoanalysis, it is not only a theory, but especially as a treatment technique for the soul; hence, the unveiling of the patient in psychoanalysis is painful, because the depth of the human involves touching the darkest desires, the multiple wounds: those primitive forces that drive the destiny of all men: the drive unconscious. Therefore, a brief state of the art of Oedipus was made in Freud and the understanding of Oedipus in Sophocles was approached, to see from there what elements were fundamental for psychoanalysis. The understanding of Oedipus in Sophocles is divided into two parts: Oedipus and Oedipus in Colonus. This last work is presented as the first reception of Oedipus that occurs precisely in the same author and that is motivated by the dramatic force of Oedipus. Finally, it is concluded that it is essential to know Oedipus for the understanding of psychoanalysis, stop seeing Oedipus as a hero, demystify the Oedipus complex and understand Oedipus as a creative power, as the unconscious itself. The dramatic force of the tragedy is actually rescued in clinical practice, because it is in the patient-analyst relationship, through the interpretation in transference, where the unconscious is manifested, the thought is mobilized and a man or a woman is created, that is where a new knowledge is achieved: that of itself. Magíster en Filosofía Maestría

We conducted two bi-national experiments regarding emotional and behavioral responses to a terrorist plot against commercial flights, examining both feelings and projected action. The studies employed hypothetical scenarios in which terrorists attacked airplanes with shoulder-fired missiles as they were landing or taking off from an international airport. The scenarios were built around two factorially crossed manipulated variables, each with three levels: (1) government announcements or actions (2) social norm, expressed as variation in airline ticket sales. Each respondent read a questionnaire containing only one of the nine scenarios. Experiment 1 was conducted in Spain and California (n = 360, 50% female), Experiment 2 in Israel and California (n = 504, 50% female). In both studies, fear and flight plans were not differentially affected by governmental response or social norm. Women expressed more fear than men. Experiment 1 examined the purpose of the trip. Most respondents would not change a planned flight to attend a close friend's wedding or important job interview, but a substantial number would postpone a vacation or drive to a different location. Experiment 2 featured escalating attacks. These yielded increased fear and more canceled trips. Within both studies, responses were similar across countries despite national differences in direct experience with terrorism. Se realizaron dos experimentos bi-nacionales con respecto a las respuestas emocionales y conductuales a un plan terrorista contra vuelos comerciales, examinando ambas cosas: sentimientos y proyectos de acción. Los estudios emplearon escenarios hipotéticos en los que los terroristas atacaron los aviones con misiles disparados desde el hombro, ya que estaban aterrizando o despegando desde un aeropuerto internacional. Los escenarios fueron construidos alrededor de dos variables factoriales cruzadas, cada uno con tres niveles: (1) los anuncios o acciones del gobierno (2) norma social, expresada como la variación en la venta de billetes de avión. Cada encuestado leyó un cuestionario que contenía sólo uno de los nueve escenarios. El experimento 1 se realizó en España y California (n = 360, 50% mujeres), el experimento 2 en Israel y California (n = 504, 50% mujeres). En ambos estudios, el miedo y los planes de vuelo no fueron diferencialmente afectados por la respuesta gubernamental o la norma social. Las mujeres expresaron más miedo que los hombres. El experimento 1 examinó el propósito del viaje. La mayoría de los encuestados no cambiarían un vuelo planeado para asistir a la boda de un amigo cercano o para una importante entrevista de trabajo, pero un número considerable de participantes podrían posponer unas vacaciones o ir en coche a un lugar diferente. El experimento 2 contó con la escalada de los ataques. Estas aumentaron el temor y la cantidad de viajes cancelados. En ambos estudios, las respuestas fueron similares en todos los países a pesar de las diferencias nacionales y la experiencia directa con el terrorismo.

Se propone que entre el mal y la política no existe una relación ontológica, sino de mera contingencia. Tampoco se estructura una relación causal, pues opera una cristalización de elementos. Ante tal situación, no se esboza una definición del mal, a fin de no caer en dimensiones sustancialistas. Empero, el mal se expresaría formalmente como un juicio que implica la existencia de reglas desde donde se valida la calificación de una conducta. Uno de los escenarios de aparición del mal lo constituye la decisión política. En la dinámica política contemporánea, se asiste a un abuso del mal. Tal espectacularismo ha tergiversado el papel del dolor en su dinámica política. Estamos frente a una vulgarización del papel de las víctimas en la esfera pública y, en tal sentido, se cae en una trivialización del mal. It is proposed that between evil and politics there is an ontological, but mere contingency relationship. Neither a causal relationship is structured, operates as a crystallization of elements. In this situation, a definition of evil is not outlined, in order not to fall into substantialist dimensions. But evil is formally expressed as a trial that implies the existence of rules where the qualification of a behavior is validated. One of the scenarios appearance of evil it is a political decision. In the dynamic contemporary politics, we are witnessing abuse of evil. Such espectacularismo has misrepresented the role of pain in his political dynamics. We are facing a vulgarization of the role of victims in the public sphere and, as such, falls on a trivialization of evil. Magíster en Filosofía Maestría