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El objetivo principal de esta tesis es investigar los efectos del tiempo de trabajo y la recesión económica sobre el medio ambiente y especialmente sobre las emisiones de carbono. Esto se lleva a cabo a través de cinco estudios originales. Los dos primeros análisis (capítulos 2 y 3) examinan el impacto de la recesión económica sobre las emisiones de carbono y los flujos de materiales. El primer estudio demuestra que globalmente al menos unos 31.34 Gt de emisiones de CO2 han sido evitadas debido a recesiones económicas desde 1960. Las recesiones son el factor más determinante de las reducciones de carbono, pero su efecto por sí solo no marcará la diferencia en el objetivo de mantener en menos de 2°C el incremento global de temperatura. El segundo estudio, basado en un análisis histórico de datos de panel de 150 países, encuentra que los períodos de recesión están significativamente asociados con la desmaterialización absoluta. Sin embargo, cuanto mayor fue el crecimiento del PIB, menos significativa fue la correlación. La correlación significativa desaparece cuando la tasa de crecimiento supera al 2%. Los minerales y metales utilizados a granel para la construcción parecen ser más sensibles a las fluctuaciones económicas que la biomasa y los combustibles fósiles. Las tres contribuciones siguientes (capítulos 4, 5 y 6) investigan posibles relaciones lineales y no lineales entre las horas de trabajo y la presión medioambiental. El tercer estudio encuentra una correlación negativa significativa entre el tiempo de trabajo y la presión ambiental para los países desarrollados, lo que contradice estudios previos, según los cuales la reducción del tiempo de trabajo mejora el medio ambiente. El cuarto estudio avanza el análisis dividiendo una muestra mundial en grupos de países desarrollados y en desarrollo y dividiendo el período de investigación en dos fases, antes y después del año 2000. Los resultados no muestran una correlación significativa entre el tiempo de trabajo y la carga medioambiental en las economías en desarrollo; no obstante, en las economías desarrolladas se produce un "efecto rebote". La relación significativa entre las horas de trabajo y la presión medioambiental pasa de positiva a negativa después del año 2000, en parte debido a que las personas que viven en países más ricos prefieren actividades de elevado consumo energético en sus horas de ocio, como viajar largas distancias en coche o hacer vacaciones en el extranjero. Sobre la base de estos hallazgos, el quinto y último estudio concluye que hasta 2010, entre los países de la UE15, una nueva reducción del tiempo de trabajo en Dinamarca, Alemania, Francia y los Países Bajos puede comenzar a dañar el medio ambiente., The main aim of this thesis is to investigate the effects of working time and economic recession on the environment, especially on carbon emissions. This is attained through five original studies. The first two analyses (chapter 2 and 3) examine the impact of economic recession on carbon emissions and material flows. The first study concludes that on a global scale, at least 31.34 Gt of CO2 emissions have been avoided due to economic recessions since 1960. Recessions are the most determinant factor of carbon reductions, but their effect alone is not sufficient to meet the objective of staying below a 2°C global temperature change. The second study, based on a historical panel data analysis of 150 countries, finds that periods of recession are significantly associated with absolute dematerialization. However, the higher the growth of GDP, the less significant we have found the correlation to be. The significant correlation disappears when the growth rate is higher than 2%. Minerals and metals used in bulk for construction appear to be more sensitive to economic fluctuations than biomass and fossil fuels. The next three contributions (chapters 4, 5 and 6) investigate possible linear as well as non-linear relationships between hours of work and environmental pressure. The third study finds a significant negative correlation between working time and environmental pressure for developed countries, which is contrary to prior research, according to which shorter working hours improve the environment. The fourth study advances the analysis by dividing a world sample into developed and developing country groups and splitting the research period into two phases, before and after the year 2000. The results show no significant correlation between working time and environmental burden in developing economies, however in their developed counterparts, a “rebound effect” occurs. The significant relationship between hours of work and environmental pressure turns from positive to negative after 2000, partly because residents in wealthier countries prefer more energy-intensive activities in their leisure time, such as long-distance car traveling or vacations abroad. Based on these findings, the fifth and final study concludes that until 2010, among the EU-15 countries, further reductions in working hours in Denmark, Germany, France and the Netherlands may start having a negative impact on the environment.