INTRODUCCION EL TEMA DEL DESEO en la obra cervantina es sin duda un topico amplia y profundamente analizado, y a partir del estudio de Rene Girard sobre el deseo triangular (1961), indisolublemente relacionado con la idea de una voluntad mediada por el imaginativo poder de la literatura, de la que Don Quijote es el ejemplo mas impactante junto con la mas famosa heroina flaubertiana. En este breve ensayo nos proponemos focalizar nuestra investigacion sobre la compleja relacion del protagonista, don Quijote, con su propio deseo y con una entidad mediadora que va cambiando y adaptandose a la evolucion del caballero, dejando a un lado el otro ejemplo de relacion triangular citado por Girard, es decir la relacion que involucra al escudero Sancho y a su amo respectivamente como sujeto deseante y mediador del deseo. (1) Girard pretende identificar el hilo conductor de la novela moderna, desde la obra de Cervantes hasta los heroes proustianos de La Recherche, cuyas pasiones son guiadas por los demas (pensamos en la relacion del protagonista y narrador con su madre primero, despues con la familia Guermantes, o a los celos del mismo hacia la joven Albertine). Lo que verdaderamente caracteriza la base del genero novelesco, afirma el filosofo frances, no es la idealizada espontaneidad romantica, definida como una mentira, sino la ineluctable omnipresencia del deseo mediado (la verdad novelesca). Las vidas y las aventuras de los protagonistas de las obras asimilables al genero novelesco moderno, inaugurado por Cervantes, son siempre impulsadas por un tipo de deseo que se define como heteronomo; es decir, suscitado por el deseo que otra entidad, una entidad modelo, siente por el mismo objeto. La relacion entre sujeto deseante y objeto deseado no es entonces una relacion directa, lineal e inmediata, sino triangular: entre sujeto y objeto se interpone un modelo, al cual Girard define como mediador. Es precisamente el mediador, su ser y su esencia, el que atrae al sujeto novelesco, el que empuja su deseo. Hacia este mediador, que llega a representar al mismo tiempo un ideal y un obstaculo, se dirigira el sujeto, alternando y mezclando sentimientos ambivalentes que evolucionaran desde una servil idolatria hasta el odio mas profundo y la rivalidad. Girard propone la novela cervantina como modelo de "deseo segun el otro" y ejemplo de la funcion seminal de la literatura (una nocion que nos dirige inmediatamente a la idea de locura por identificacion novelesca, uno de los cuatro tipos de enajenacion apuntados por Michel Foucault en su ensayo de 1976 sobre la locura en la literatura de la edad clasica [42]). (2) El deseo de don Quijote no es en ningun momento y a ningun nivel un sentimiento autonomo y espontaneo: es constantemente, y por su propia naturaleza, mediado por otra entidad, es decir, por la literatura caballeresca personificada por Amadis de Gaula. Esta entidad, que posee el objeto deseado, es imitada por el hidalgo, que de esta manera consigue pensarse a si mismo como diferente de lo que es en realidad y acercarse a dicho objeto, la existencia caballeresca. Cuando el aspirante a caballero se proclama discipulo y admirador del heroe de Rodriguez de Montalvo, asociando la perfeccion de la caballeria a la aproximacion de la misma al modelo exterior, demuestra abiertamente haber renunciado a la caracteristica peculiar de cada individuo, o sea la eleccion de los objetos de su propio deseo, para dejar este privilegio al mediador (Girard, Mensonge romantique 71). Segun esta definicion Amadis seria entonces, por su inaccesibilidad y lejania con respecto al sujeto deseante, el ejemplo perfecto para representar la categoria de los mediadores externos, modelos (en el caso de Monso Quijano y de Emma Bovary, literarios) completamente ajenos al plano de realidad de los sujetos deseantes y por esto inalcanzables. Si miramos mas de cerca este triangulo del deseo, vemos en los tres vertices, respectivamente, a don Quijote (sujeto), a Amadis (mediador) y a la existencia caballeresca (objeto del deseo). …