Rial Boubeta, Antonio, Villanueva Blasco, Víctor J, Isorna Folgar, Manuel, Rial Boubeta, Antonio, Villanueva Blasco, Víctor J, and Isorna Folgar, Manuel
El cannabis continúa siendo la sustancia ilegal más consumida tanto en España, como en el conjunto de los países de la Unión Europea. Se estima que el 1% de los adultos europeos consumen cannabis prácticamente a diario (Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, 2018), siendo ese porcentaje en el caso de España más del doble (2,1%) [OEDA, 2019]. El 11% de los españoles de 15 a 64 años reconocen haber consumido esta sustancia alguna vez en los últimos 12 meses y el 9,1% en el transcurso del último mes. Resulta especialmente preocupante el hecho de que, en el caso de la población escolar de 14 a 18 años, las cifras se dupliquen, situándose en un 27,5% y un 19,3%, respectivamente. En cuanto a la incidencia, en el año 2018 empezaron a consumir cannabis 222.000 estudiantes españoles, siendo, por primera vez en la serie histórica, mayor el número de chicas que de chicos que han comenzado a consumirlo (112.600 frente a 109.600).Se ha demostrado también la relación del consumo de cannabis con diferentes enfermedades, tanto respiratorias, como cardiovasculares (tales como el asma, el infarto agudo de miocardio o el ictus), así como con un aumento del riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión (y un mayor riesgo de suicidio) o una merma significativa del rendimiento atencional y, como consecuencia, un aumento del riesgo de sufrir accidentes de todo tipo. Por si ello fuese poco, el consumo de cannabis se ha asociado también con un aumento del riesgo de padecer trastornos del comportamiento y psicosis, de forma directamente proporcional a la frecuencia de dicho consumo y a la potencia del cannabis utilizado. Se estima que hasta el 8% de la incidencia de esquizofrenia en la población podría estar relacionada con el consumo precoz de esta sustancia, en tanto que puede llegar a producir cambios estructurales y cognitivos en un cerebro en pleno proceso madurativo.Difícilmente se podría haber llegado a esta situación sin la “alta dosis” de tolerancia y permisividad social que rodea desde hace años el consumo de cannabis en medio mundo. A pesar de la sólida evidencia disponible, sigue sin existir una conciencia clara de los problemas que su consumo puede generar a distintos niveles, especialmente cuando se inicia a edades tempranas. El presente trabajo pretende humildemente insistir sobre ello, aportando nuevas evidencias y nuevos elementos de juicio, que refuercen la necesidad de adoptar un enfoque serio, responsable y riguroso, a la hora de abordar el consumo de cannabis en la sociedad actual.En este compendio de 25 capítulos se combinan las aportaciones de algunos de los más prestigiosos referentes a nivel internacional, con las de jóvenes investigadores de nuestro país, así como de un buen puñado de profesionales con muchos años de experiencia tanto a nivel de prevención, como asistencial. El lector encontrará aquí una interesante mixtura entre la academia, la investigación y el día a día de la actividad profesional, siempre desde el estricto rasero del rigor y la evidencia científica. Le corresponde exclusivamente a él, desde su libertad y su responsabilidad individual, adoptar la actitud que considere oportuna.