Prisciliano y el movimiento que se originó en torno a él perturbaron el occidente del imperio entre los siglos IV y VII, siendo el priscilianismo una de las principales herejías de la pars occidentis, y convirtiéndose el heresiarca en una de las más afamadas figuras del cristianismo, al acarrear la funesta gloria de ser el primer obispo juzgado y ejecutado por un tribunal civil. En el presente volumen, hemos analizado los datos que la arqueología puede ofrecer a la hora de reconstruir la historia del priscilianismo y hemos abordado un análisis prosopográfico para indagar acerca del status social de los miembros del movimiento, recopilando, a partir de las fuentes disponibles, a todos los priscilianistas y antipriscilianistas conocidos hasta que el priscilianismo desaparece de las fuentes. Nuestro estudio nos ha llevado a una conclusión fundamental que hemos diseñado a lo largo de este trabajo: el priscilianismo fue un movimiento de carácter aristocrático que nació y creció en el seno de las clases pudientes de la sociedad tardorromana. Y dicho movimiento alcanzó un desarrollo excepcional en la provincia de Gallaecia tras el fallecimiento de Prisciliano y algunos de sus seguidores en Tréveris, en el año 385.