Este artículo propone analizar cómo en estas dos obras, Óxido de Carmen y Lumpérica, se plasman violencias patriarcales que mutilan el cuerpo y equilibrio psicológico de las mujeres, a través del control de las conductas alimenticias y las restricciones inhibidoras de deseo. Desde la novela de Ana María del Río, profundizaré en los vínculos identitarios comunitarios establecidos en torno a la alimentación y los procesos de destrucción identitaria que relata la autora hasta el extremo, a través la anorexia que sufre Carmen, y que acaba por encontrarse en un foso purgatorio del cual solo logra salir desapareciendo. En el texto de Diamela, Lumpérica, analizaré la forma de generar identidad que ofrece la autora, que no implica el destino ineludible de una silueta difuminada hasta su extinción, sino una figura deformada, la mutación electa animalizada de la identidad “mujer”. En Lumpérica asistimos a la imagen de la existencia en el margen y su lucha por tomar el espacio, la revelación de reconocerse en términos propios.