El comercio de la sal ha jugado un destacado papel en la organización del espacio marítimo atlántico en la Edad Media. Basándose en las aportaciones de una rica bibliografía y de las recientes investigaciones, este estudio intenta destacar los rasgos principales de las grandes fases de la historia de las redes atlánticas de la sal, desde la perspectiva de los puertos de embarque de la fachada oceánica francesa, desde Vilaine a Seudre. Durante la Alta Edad Media, el primer espacio atlántico de la sal que dibujan las lí- neas de cabotaje es aún reducido. Por el norte no rebasa la zona frisona-inglesa y, por el sur el estuario del Gironde. Tras un período mal conocido a causa de la documentación, es en los últimos decenios del siglo XIII cuando se inicia un largo ciclo de exportaciones hacia los países ribereños del mar del Norte y del Báltico, por la conjunción de la fuerte atracción de La Rochelle y el crecimiento de la demanda nórdica. En los confines de la Bretaña y del Poitou, Baie se impone entonces como el gran mercado internacional de la sal. Vinculadas al negocio de otras mercancías, especialmente del vino, las rutas atlánticas de la sal presentan segmentaciones complejas. Los puertos salineros, que, en el fondo son una especie de cárteles, actúan como nexo de unión entre un horizonte nórdico y otro meridional.