Recientes investigaciones zooarqueológicas han desarrollado métodos para distinguir entre residuos óseos producidos por depredadores carnívoros y animales de carroña, y residuos semejantes producidos por homínidos. Estas metodologías han sido aplicadas a yacimientos Pleistocénicos en Africa, mientras que sólo se han comenzado a utilizar para yacimientos paleolíticos de Europa Occidental. Un análisis preliminar del papel jugado por los carnívoros en la deposición del material faunístico en el norte de España (Straus, 1982) sugiere un alta implicación de carnívoros en la formación de depósitos musterienses con una disminución de su papel en el Paleolítico Superior. En este estudio, las relaciones entre carnívoros y ungulados de los yacimientos del Paleolítico Medio (Los Casares, Cova Negra) y tres del Superior (Parpalló, Les Mallaetes, Volcán del Faro) de la España levantina confirman la validez de este modelo. Sin embargo, métodos más precisos como el análisis de frecuencias de las partes del cuerpo y medidas de la atrición de los conjuntos faunísticos sugieren una implicación constante o mayor de carnívoros en la formación de estos conjuntos a lo largo del tiempo, indicando que anteriores interpretaciones sobre estrategias de subsistencias en estos yacimientos pueden ser sospechosas e incluso completamente equivocadas.