Según las crónicas de Giacomo Ricci (1468-69) y Teramano (1470-1473), en 1291 el santuario de la Santa Casa de la Virgen fue trasladado desde Nazaret a Tersatto en Dalmacia (cerca de Fiume), y de ahí desplazado el 10 de diciembre de 1294, una vez más por angelicales manos, a un bosque de laureles cerca de Loreto. Con el favor de papas, obispos y órdenes religiosas, el santuario de las Marcas se convierte ya a finales del siglo XV en meta de peregrinación europea. Desde ambas orillas del Adriático, el culto lauretano conoce una amplia difusión llegando de forma temprana también a Apulia, donde numerosos testimonios, no solo arquitectónicos y figurativos sino también documentales y arqueológicos, documentan la fortuna que dicho culto tuvo en toda la región desde el siglo XV al XVIII. En particular, el estudio del las capillas lauretanas de Apulia ha permitido evidenciar su estrecho vínculo tanto con los caminos de peregrinación regionales como con las vías pecuarias.