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Recensión al volumen de Juan Pablo II "Meditación sobre el don"

Se busca poner de relieve la influencia que ha tenido el gran místico español San Juan de la Cruz en la obra de Karol Wojtyła-Juan Pablo II. Cómo conoció al místico español a través de Tyranowski y su influencia en la elaboración de su tesis doctoral. La autoridad y el influjo de este autor va forjando su “estilo de pensar”, que ha ido madurando y proyectándose a nuevos horizontes. El núcleo esencial de su propia visión filosófica y teológica se encuentra ya en su tesis doctoral dedicada a la teología de la fe en los escritos de san Juan de la Cruz; ahí están ya contenidos los filones esenciales del pensamiento de Wojtyła. El encuentro con este místico le llevó a una transformación de su obra poética y su influjo se transparenta en su estilo literario. Una poesía cuyo protagonista es el hombre y su intimidad. Encontró en san Juan la unidad de filosofía, descripción fenomenológica y poesía. El encuentro con sus obras resultó decisivo en su elección por lo poético como primer modo de expresar su pensamiento. Así podemos decir que el núcleo de su visión teológica y mística puede encontrarse en la primera etapa de su vida y forma parte de lo más esencial de su pensamiento y de la heredad que nos dejó. La lectura de las poesías de san Juan de la Cruz, ha contribuido a la cristalización de su estilo poético y lo ha llevado a una transformación interior de su obra poética.

El arte como respuesta al amor de Dios, san Juan Pablo II en su carta dirigida a los artistas realiza una llamada a quienes tienen esta especial vocación hacia la belleza, concibiendo el arte como el bien que salva, como “un puente tendido hacia la experiencia religiosa”, como el medio que transformando la materia abre las almas al sentido de lo eterno y las lleva a Dios. El arte se convierte entonces, en una vocación al servicio del bien, capaz, a través de nuestra sensibilidad, de elevar nuestro espíritu, de animar nuestro camino, sobre todo en momentos de confusión y dificultad, de provocarnos asombro, y así devolvernos las ganas de vivir y disfrutar de la belleza que nos envuelve. Es lo que intento plasmar en mi obra como escultura.

Juan Pablo II ha sido testigo de uno de los periodos más dramáticos de la historia de la humanidad. Experimentó en primera persona —incluso como víctima—el poder gigantesco que puede adquirir el mal en el mundo y cuya consecuencia más grave ha sido la muerte de millones de vidas humanas. Guerras mundiales, guerras fratricidas, totalitarismos, abortos, abusos, eutanasias, torturas físicas y morales, atentados terroristas, etc. Como él mismo manifestó no ha sido un mal de edición reducida, sino un mal que se ha servido de las estructuras estatales para llevar a cabo su obra nefasta, un mal elevado a sistema. Pero el mysterium iniquitatis que representa esa abundancia de mal no ha conseguido, en el mismo mundo, destruir el bien, ni ha impedido su difusión ni su crecimiento. Más aún, el Papa proclamó con la fuerza de su vida y de su fe que, aunque el mal parezca invencible, nunca lo será porque tiene un límite que quiebra su potencia y que se llama misericordia. Aunque en un momento histórico parezca haberse concentrado la mayor maldad humana, al final, el mal entra en crisis total diluyéndose en una ola infinita de bien que lo supera y que se llama misericordia divina.

In an increasingly globalized world, religions have rediscovered the importance, and the urgency, of dialogue and of facing together the great challenges that affect humanity: war, poverty, care for the environment, etc. This article describes the recent history of interreligious dialogue since the meeting in Assisi, promoted by John Paul II, and the development of the Spirit of Assisi through the annual meetings for peace that the Community of Sant’Egidio has held since then.

The author analyzes the multiple perspectives of Christian social thought during the XXth century, highlighting the presence of a varied, rich, and inspiring reflection in its different facets. By the same token, he brings to the forefront the way in which these debates evolved during the period under study and how they connected with pontifical Magisterium. The most important conclusion is finding of the existing tension within Christian social thought, which must be inspired on faith, but at the same time has to develop into a concrete philosophy both for the understanding of social issues and for the necessary dialogue with other lines of thought that deal with the same problems.

Al recordar a san Juan Pablo II en el centenario de su nacimiento no se trata de hacer un ejercicio de memoria sino de interpretar una herencia viva que está presente entre nosotros. Su herencia nos pide saber extraer toda la vida que contiene. Su legado tiene un claro sentido sapiencial que connota una convicción interior y se convierte en una misión. Se podría resumir la aportación profunda de su propuesta desde la impronta bíblica de la verdad: propone la verdad como luz, no como una sentencia que se afirma, una misma luz ilumina a todos los hombres. Por eso, la perspectiva de san Juan Pablo II tiene la fuerza de la novedad que nace de dentro y que es capaz de “inventar” ante las nuevas situaciones. Su experiencia Conciliar había sido decisiva en ese punto y le hacía ver que debía “volver a las fuentes” como principio permanente de renovación eclesial. Entendió con toda claridad que la cuestión de fondo era la verdad, y que la auténtica fidelidad al Evangelio consiste en sacar de él ese tesoro de novedad en respuesta a los acontecimientos históricos que nos toca vivir.

El Santo Papa Juan Pablo II centrado en la pregunta por el hombre y la defensa de su dignidad, se preocupó por dejar una sólida y significativa enseñanza sobre esta realidad del ser humano. Padeció el dolor y el sufrimiento en muchos momentos de su vida y, como filósofo, teólogo y Pastor, manifestó esta gran preocupación en casi todas sus encíclicas, en las que buscó transmitir, a lo largo de todo su pontificado, la fe de la Iglesia Católica recogiendo las enseñanzas de la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. A través de una revisión de las encíclicas que escribió, ilustramos cómo el Santo Padre evidencia, ante todo, un profundo interés de que el hombre de hoy se entienda principalmente a sí mismo y de esta manera, comprenda el dinamismo del dolor, para que, antes que desesperar en los momentos difíciles, viva la esperanza y pueda así llenar de sentido su vida entera

En 1850, el obispo anglicano de Londres impulsó una campaña para conseguir fondos en favor de los habitantes de la Isla de Jacob, un oscuro rincón a las orillas del Támesis. Supuestamente era uno de los barrios más depauperados de Londres, descrito con magistral pluma por el novelista Dickens en su célebre novela Oliver Twist. Cuando el obispo se presentó ante las autoridades reales para informar sobre el proyecto, hubo una carcajada general en la sala de audiencias: el pobre obispo pensaba que la Isla de Jacob era real, cuando en realidad sólo se encontraba en la imaginación del gran escritor británico

Vertebrar razón, ficción y fe constituye un reto para toda empresa cultural. PROMESA, fundada en 1982, radicada en Costa Rica con proyección internacional, se ha propuesto este desafío. Lo desarrolla en tres campos: en una labor editorial, en un proyecto de interrelación de las artes, y en encuentros de ?escritura-cultura? que celebra anualmente entre creadores y críticos. Como administradora de esta empresa y coordinadora de proyectos que desarrolla en la Universidad de Costa Rica, quiero dar a conocer cómo vivimos este desafío cultural, presentando una pincelada de su producción del Tríptico romano de Juan Pablo II. El Tríptico romano, poemario de Juan Pablo II, es una ?nueva epifanía de la belleza? que entrelaza razón, ficción y fe, e invita a cruzar el umbral del misterio de Dios, del Verbo encarnado y del hombre mismo. En la primera parte del poemario, Arroyo, la descripción de imágenes de la Naturaleza se entrelaza con la reflexión sobre el destino del hombre. La segunda parte, Meditaciones sobre el libro del Génesis, es una visión poética del Génesis y del Juicio Final, inspirada en la visión pictórica plasmada por Miguel Ángel en los frescos de la Capilla Sixtina. En la última parte, Monte en la región de Moria, la angustia intemporal de Abraham es explicada en paralelo a la angustia y desorientación del hombre contemporáneo.

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