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Este artículo presenta una reflexión que involucra la experiencia del autor como formador de profesores, lo que refuerza el hecho de que esta función es el trabajo más difícil del mundo, pero también uno con el cual él se siente más identificado y preocupado. El autor asume la necesidad de una transformación en la forma en la que hemos diseñado y trabajado con relación a la formación de los profesores, dando oportunidad a nuevas formas de ver la formación y los sujetos de esta formación. Cuando se habla de la posibilidad de transformar esa relación en los contextos de formación, él afirma que esta también pasa por el movimiento de transformación del mundo y de la escuela, lo que involucra caminos hacia la libertad.