El reciente escándalo de los Panama papers o «papeles de Panamá» trae a la mente la película Fachada de Sydney Pollack (1993): paraísos fiscales (las Islas Caimán en la película, Panamá en las noticias), un estudio de abogados que se especializa en la creación de empresas offshore («Bendini, Lambert & Locke» en la pantalla, «Mossack Fonseca» en los papeles de Panamá), y un abogado del estudio que, desde el interior, se convierte en whistleblower (denunciante) y deja al descubierto las actividades ilegales llevadas a cabo por la empresa (incluyendo el fraude fiscal y el blanqueo de dinero). No obstante, más allá de su relación con la actualidad, Fachada ofrece otras ideas interesantes: la relación entre la ética y los negocios, entre la ética y la familia, y, desde un punto de vista forense más detallado, la relación entre la criminalidad organizada y el white collar crime (criminalidad económica), y sobre la utilización de profesionales (abogados, notarios, corredores) por evasores de impuestos, delincuentes y mafiosos.