The principle of «One country, two systems» was instrumental for the peaceful retrocession of Hong Kong to China´s sovereignty as a Special Administrative Region in 1997. The Basic Law, the so called mini-constitution of Hong Kong, enshrines its high degree of autonomy and exclusive competences. With uncertainty looming, as the end of the period of fifty years granted by the Basic Law to preserve the capitalist system and Hong Kong way of life approaches, aspirations to reach universal suffrage gave impulse to the «umbrella movement» in 2014. Further on, the rivalry between the US and China would feed mistrust between the two systems, as the evolution in mainland China under Xi Jinping contributed to the progressive erosion of the «one country, two systems» principle. The protests which rocked Hong Kong for one year, from June 2019, changed the image of the city. The National Security Law, enacted by the National People’s Congress in June 2020, was a turning point, announcing a drastic limitation of rights and freedoms. Covid policies mirrored the ones in mainland China, contributing to isolate Hong Kong. When restrictions were lifted, in December 2022, the city woke up to a very different world, where its competitive edge as a financial and transport hub had been seriously dented. Throughout its history, Hong Kong was always capable of reinventing itself, this time will not be easier, as challenges and opportunities remain entangled with a more assertive China. However, Hong Kong’s main assets rely on what makes it different: Rule of Law, the HK dollar, free movement of capital and respect to universal rights and freedoms., El principio de «un país, dos sistemas» fue fundamental para el retorno pacífico de Hong Kong a la soberanía de China como Región Administrativa Especial en 1997. La Ley Básica, la llamada miniconstitución de Hong Kong, consagra su alto grado de autonomía y competencias exclusivas. Con un horizonte incierto, a medida que se acercaba el final del período de cincuenta años otorgado por la Ley Básica para preservar el sistema capitalista y el estilo de vida de Hong Kong, las aspiraciones de alcanzar el sufragio universal impulsaron el «movimiento de los paraguas» en 2014. Más adelante, la rivalidad entre Estados Unidos y China alimentaría la desconfianza entre los dos sistemas, y la evolución en China continental bajo Xi Jinping contribuiría a la erosión progresiva del principio de «un país, dos sistemas». Las protestas que sacudieron Hong Kong durante un año, desde junio de 2019, cambiaron la imagen de la ciudad. La Ley de Seguridad Nacional, promulgada por la Asamblea Popular Nacional de China en junio de 2020, fue un punto de inflexión, anunciando una drástica limitación de derechos y libertades. Las políticas de covid se alinearon con las de China continental, lo que contribuyó a aislar a Hong Kong. Cuando se levantaron las restricciones, en diciembre de 2022, la ciudad despertó a un mundo muy diferente, donde su ventaja competitiva como centro financiero y de transporte se había visto seriamente afectada. A lo largo de su historia, Hong Kong siempre fue capaz de reinventarse, esta vez no será más fácil, ya que los desafíos y oportunidades siguen entrelazados con una China más asertiva. Sin embargo, los principales activos de Hong Kong se basan en aquello que lo hace diferente: el Estado de derecho, el dólar de Hong Kong, la libre circulación de capitales y el respeto a los derechos y libertades universales.